Hay problemas en los que se necesita ayuda para poder solucionarlos...A Tya le dieron el alta al día siguiente según me avisó su mamá.
Tya me llamaba todos los días, en las mañanas y en las noches, pero solo para avisarme de dinero en mi cuenta, preguntarme si estaba bien, como me sentía, si necesitaba algo o cualquier idiotez.
Sabía que ella me tenía tres guardaespaldas, me seguían a todos lados, no era idiota.
Tenia ya alrededor de tres semanas de que estábamos terminadas ese día.
Me encontraba en la academia, organizando un evento, donde me insistían una y otra vez para que modelara como Miss Turismo de París.
—No lo sé— dije levantándome y tomando mi cartera—, me llevare el contrato y se lo mostrare a mi abogado, que tengan buen dia— salí y cuando estaba cerca de tomar un taxi, me tomaron de la mano.
Voltee y mire a Fabian con confusión.
—Lillian, quería invitarte a almorzar conmigo ¿te gustaría? — pensé en negarme, pero comer sola no me gustaba, asentí y subí a su camioneta— ¿que te gustaría almorzar?
—Algo italiano— mencione y él asintió.
Mi teléfono sonó y contesté sin mirar ya que iba entretenía conversando con Fabian.
—¿Estas en tu casa? — maldije mentalmente al oír la voz de Tya.
—No, estaba en la academia y estoy camino a almorzar ¿por qué?— pregunté sin decir nombres para que Fabian no preguntara.
—Necesito comentarte algo y tambien explicarte de una reunión que haremos por el cumpleaños de mi mamá —asentí— y sabes que los fines de semana cumples conmigo.
—Apartir de los viernes en la noche, no se te olvide— dije entre dientes.
Tyana quería simplemente el buen sexo que sabia que yo le daba por complacerla.
—También quería hablarte de nosotras — susurró y yo apreté los ojos —, sabes que Marla me dijo que tenías que ir conmigo a la terapia ya que absorbes todo eso que a mi me hace daño y es bueno que tu tambien te desahogues.
—Esta bien, me parece bien— le dije en voz baja.
Ella suspiró y mi corazón latía desbocado.
—Te busco a las siete, ya sabes— asentí y colgué.
Llegamos al restaurante y pedimos.
—Y cuentame Lillian, ¿sales con alguien?— me preguntó y yo suspire con una sonrisa nostálgica.
—Salía, termine mi relación hace casi un mes— él me miro impresionado.
—Debe ser un idiota para dejarte— me reí y suspiré.
—Es una idiota total— me miró impresionado, nadie sabia que yo era bisexual.
—¿Eres gay?— asentí.
—Bisexual— respondí dándole un trago a mi cóctel de frutas.
Él asintió sonriendo de lado.
—¿Por qué se dejaron? — mordí mi labio y hice una mueca.
—Ella es muy pero muy complicada, tiene infinidad de problemas y sus problemas jodieron nuestra relación y ella no me dejo, yo la deje— le aclare y asintió mirandome un decirle nada.
Él le dio un trago a su vino y suspiró.
—Quizás no deban estar juntas— alce mis cejas y sonrei con ironía.