—Quisiera, pues, quiero— susurro y acarcie su espalda mirándola con atención —, Ty, no me mires así.
Reí divertida.
—Dime que quieres princesa— susurré y le acaricié la cintura.
Ella respiró hondo y se acerco a mi oído.
—Quiero que me hagas el amor, Tya — me pidió bajo, apreté su cintura y tome su rostro entre mis dedos.
—¿Estas consciente de lo que me estas pidiendo?— pregunté y ella asintió.
—¿Debería dudar?— preguntó enrollando sus brazos en mi cuello—, tu querías que te lo dijese, no digo hoy, porque te agarre desprevenida, pero mañana, pasar el fin de semana solas en algún lugar, necesito tener intimidad contigo Tya y no solo sexual— asentí, comprendiendo lo que me decía.
—Mañana, mejor, asi yo proceso eso y me preparo psicológicamente.
Lillian Neff
Al día siguiente me desperté y habían dos bolsos viajeros pequeños y una nota al lado de Tya con una caja.
“Salí temprano al trabajo, desayuna y John te llevará al lugar, te quiero con mi corazón entero
Te compre una cosita, me gustaría que lo usaras, nos vemos a las ocho
Ty”
Abrí la caja y era lencería, un baby doll, con una tanga de encaje fino blanco, junto a unas medias a medio muslo, todo era blanco.
Me duche, me encargue de depilarme todo el cuerpo, me lave el cabello y lo airee con el secador.
Desayune y llame a John, me vestí con un short y una camisa blanca, tome mi cazadora de cuero que me dio Tya y baje con las maletas y la caja.
Dos horas exactamente después, estaba llegando a lo que parecía ser un bosque.
— A ver, Lilly, solo Tya sabe a donde iras exactamente después de aquí, ella conoce muy bien el sitio— me explicó y yo asentí —, llegarás a unos cuatro arboles después aquí y verás algo que según Tya te va a guiar.
Asenti y tome lo bolsos y la caja, John se despidió de mi, camine cuatro arboles y efectivamente, vi en el piso un rastro de lirios rosados.
Comencé a seguir la dirección y di con una cabaña, sonreí y vi una hamaca a unos metros.
Se oía el cantar de los pájaros y abrí la puerta.
La chimenea estaba encendida, habia una cocina, un par de muebles, una alfombra, abrí una puerta y era un baño, y camine un par de pasos y di con la habitación, una cama más grande que una de matrimonio se hizo ver.
Tenía unas sábanas blancas y negras, bastante lindo.
Vi que habían cosas en la nevera, un par de botellas de alcohol en un estante, una cajetilla de cigarrillos y cosas básicas
Tenia sueño, asi que puse la alarma a las cuatro, para levantarme a comer, bañarme y alistarme para Tya.
Sonó la alarma y opte por hacerme una pasta con una salsa de queso.
Cuando la estaba colando sentí dolor en la muñeca, debido a una quemadura.
Comí y lave todo. Eran las cinco treinta.
Saque mis cosas para ducharme y así lo hice dándole tiempo, me envolví en la bata de baño y puse musica, me coloque crema de pies a cabeza, decidí no maquillarme ya que me veía bien natural y me puse a pensando bien que haria.
Modelarle era una buena opción, cuando eran las siete treinta me puse lento las medias.
Estaba demasiado nerviosa, el corazón lo sentía en la boca.
Me coloque la tanga y el baby doll y asentí mirandome al espejo.
Me peine y perfume, me coloque desodorante y suspire.
Me cubrí con el albornoz, no sabía si a Tya le gustaría, me sentía insegura respecto a mi cuerpo.
La puerta se abrió y mi corazón latió aún más fuerte.
Me asome sin que ella me viese y la vi con algo en mano.
Me acosté haciendo como si nada me pasara, jugando con mi celular.
Toco la puerta y ella me sonrió.
—Hola, princesa— me dijo dándome un beso en los labios.
Sonrio de lado y ella colocó en la mesa de noche una cuneta con hielo.
Destapó un champane y le volcó hielo a su copa y la sirvió, se sentó en una silla mecedora, revolvía la copa con estilo.
Me miraba y me analizaba, asi era ella, todo lo calculaba.
—Asumo que estas tapada así porque tienes miedo a como yo reaccione— asentí y ella chasqueo la lengua—, yo compre algo que sabía que a mi me gustaría, mi niña, levanta y destapate.
Me sentía cohibida, cuando puse frente a ella e intenté desanudar el nudo del albornoz.
Tya jalo una tira y se soltó, resbalando por mis hombros.
Le dio un trago a su copa, mirándome. Intentaba no mirarla, me intimidaba.
—Mirame— pidió, alce un poco la mirada y me dio un beso en la frente —, tú eres perfecta— me dijo recalcando la última palabra.
—Yo no me siento así — susurré y ella negó.
—Eres mi perfecta princesa, ante mis ojos eres extremadamente perfecta— acarició mi nariz con la suya—, eres una niña aún, no debes acomplejarte, te falta crecer— me recordó—, daremos este paso, juntas, no es solo tuyo, Lilly, es mío también.
—¿Y si no te gusta? — pregunté —, ¿y si quedas insatisfecha?
—Toda tu me gustas, Lilly— asentí y sonreí—. Me encanta cuando sonríes.
Me sonroje y ella sonrió.
—La habitacion es tu pasarela, modelame, princesa — me pidió y asi lo hice.