23. Ataque

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Y nuestra mayor preocupación es que tu seas feliz...

Franck Aubriot

Subi a la habitación de Rosie y al abrir la vi de espaldas semidesnuda.

—Ya abriste la puerta, puedes pasar —me dijo sin voltearse.

Cerre y me acerque, tome la toalla y la envolvi en ella. No iba a tentarme más.

—¿Como supiste que era yo, peque? —pregunté —, pudo haber sido otra persona.

Ella negó.

—Cualquier otra persona hubiese cerrado la puerta de una vez—comentó ella—, además de que te oí cuando venias subiendo, tienes un pisar pesado que solamente compartes con Pierre—susurro dandome un beso en los labios.

—Rose, pequeña —dijo Pierre entrando.

Le dio un beso y me miro interrogante al verla con toalla, negué con la mirada y él sonrió.

—Nuestros padres se van de viaje, junto con Lorian y Marciel y sus mujeres, así que es bueno que te vistas linda, vendrás con nosotros esta noche a una reunión —comentó y ella asintió.

Me acerque al armario y le saque un vestido negro de tiritas y la chaqueta de cuero negra.

—Asumo que me pondre tacones —Pierre y yo negamos.

—Deberías ponerte unas botas con un tacón no muy alto, ya que si debemos salir corriendo de ahí no lo vas a hacer bien —dije riendo.

Ella asintió.

—Hicimos un trato, asi que deberian salir, ya que, me voy a vestir— dijo sacandonos del cuarto.

Rosie Stephen

Me vestí y le abri la puerta a los gemelos, los cuales de encontraban en el piso afuera sentados conversando.

Entraron y Pierre me hacia cariño en la nuca mientras me maquillaba.

—¿A donde iremos? —pregunté.

—A una fiesta, en casa de un amigo de la universidad— mencionó Franck.

—¿Y tomarán? —pregunte acomodandome el cabello.

—No mucho—prometió Pierre y yo asentí.

Subí al Lamborghini de Pierre y a los veinte minutos llegamos a una casa bastante grande y bonita en las afueras.

—Rosie, antes de que te bajes, necesitamos decirte algo—dijo Franck haciendome cerrar la puerta de nuevo.

—No aceptes tragos de nadie, ni permitas que alguien que esté fumando se te acerque mucho a menos de que estés junto a nosotros, ¿has visto marihuana y cocaina alguna vez? —negué ante la pregunta de Pierre.

Franck saco de su bolsillo una bolsita blanca.

—No te doy un piquito para que pruebes porque no estamos en la casa, pero así se ve— dijo y me la paso, aplaste un poco el polvo por sobre la bolsita y asentí—, y la maria es así — dijo pasandome otra bolsita y yo vi que eran hojas secas, asentí.

Pierre me abrio la puerta y los chicos entraron conmigo agarrandome de las manos, algunas nos miraban, pero los chicos no les prestaban atención.

—¡Pierre!—dijo una chica acercándose a ellos.

—Hola, Florian—la mirada de la chica se poso en mi y en Franck.

Ella se vio aturdida al verme y miro a los chicos y ellos no decian nada.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora