29. Supremo

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En las noches siguientes fuimos a un sitio nocturno y tomábamos algo oyendo distintos tipos de música mientras hablábamos.

-¿Tienes canción favorita? - le pregunté y Tya lo pensó y sonrió, asintió un poco-, ¿cuál es?

Ella negó y dio un trago a su cerveza.

-¡Dimeee! -pedí riendo como una niña-, ¡necesito saber cual es la canción favorita de mi esposa! -ella sonrió y suspiro.

-Supreme, ¿sabes cual es? -frunci el ceño.

-¿La de Robbie Williams? -asintió y yo sonreí de lado-, hubo una época de mi vida donde no paraba de oírla-comenté y ella sonrió.

-Cuando se estrenó yo tenía ocho años y estaba en Londres con Vivian, Vivian la ponía en el auto siempre por mi- comentó sonriendo de lado, parecía recordar algo que la hacía feliz.

Me levanté y la tome de la mano, el sitio no estaba totalmente lleno, asi que te podías mover con facilidad.

Había una banda que tocaba y tenias la opción de subir a cantar.

Ojalá y no se me haya olvidado como cantar, pensé sonriendo.

-Quedate aquí- dije y subí al escenario, hable con lo chicos y ellos asintieron.

Me senté en una silla y el micrófono en frente.

-Oh, pareciera que todo se ha detenido hoy, todos los corazones solos de Londres tomaron un avión y volaron lejos- cante y Tyana sonreia mientras reía un poco.

-Cuando no hay amor en la ciudad, este nuevo siglo no deja de tirarte hasta abajo, todos los lugares donde has estado tratando de encontrar un amor supremo- cante y comencé a entender porque le gustaba, esa canción la identificaba a ella.

Tyana sonreia y sabía que ella la estaba cantando.

-Ese eco en tu oído diciendo que el amor detendrá el dolor, diciendo que calmara el miedo- de un momento a otro la perdí de vista.

Seguía sonando la canción y me recordé cuando de pequeña la cantaba, era bastante divertido.

-Ven y vive un amor supremo, no te deprimas, todo el mundo vive por amor-cante y la canción terminó.

Bajé y la vi mirándome con ojitos brillantes.

-Dedicarme y cantarme mi canción favorita es de las cosas más lindas que haz hecho por mi- confesó y me abrazo.

Pude jurar que Ty tenía la voz ronca, como cuando lloraba.

Me pidió que la acompañará a afuera a fumar.

Pedí un par botellas para beberlas en la habitación con ella.

Nos sentamos en la orilla de la playa y Tyana me acarició la mano.

-Yo no soy el tipo de mujer que llora por amor- dijo y le dio una calada a su cigarrillo-, pero quiero contarte algo.

Le dio un trago a la botella y suspiró.

-Cuando te fuiste hace un año Lilly, te juro que yo no paraba de beber como una poseída, aun más cuando me dijeron que ese niño no era mi hijo -confesó-, me levantaba y me metía una raya y salía, llegaba cuando amanecía y dormía un par de horas y a lo mismo, todos los putos días.

Quedé tiesa con eso.

-Yo consumía drogas para no pensar, pero no para matarme, un día más atravesado de lo normal, decidí cortarme y ver si me moria- lo dijo tan crudamente que se me puso la carne de gallina.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora