33. Dulce despertar

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Un mes pasó y me encontraba realizando un trabajo de la universidad con ayuda de Marie.

Tyana seguía viva y estable, sin embargo aun en coma.

Marie me ayudaba ya que era mi trabajo final del semestre.

Entró una llamada y contesté sin mirar.

-¿Diga? -dije y seguí pintando el diseño.

-Señorita Lillian, la estamos llamando para informarle del estado de su esposa -mi corazón latía desbocado-, despertó del esta mañana alrededor de las ocho

-Muchísimas gracias -dije y colgue, grite de la felicidad y Marie me miro confundida-, Ty despertó.

Llegué a la clínica y me dijeron que estaba en otra habitación.

Corrí y entré, Marie tras de mi y lo primero que vi fue esos ojitos brillantes.

Me quedé en el sitio, no sabía si moverme, llorar o correr.

Su mamá le beso el rostro y ella la abrazo.

-¿Y tú?, ¿No vas a saludar? -su voz se oia lenta y ronca, mis ojos se llenaron de lágrimas y corrí hacia ella.

Me abrazo y caí sobre ella, tuve mucho cuidado de no lastimarla.

-Deja de llorar, mi niña, estoy bien- susurró y yo negué, no podía parar de llorar.

Llegué en la noche, ya que me iba a quedar con ella y le compre de cenar en su restaurante favorito.

-Acuéstate conmigo, pero cierra la puerta con pestillo - me pidió y yo negué.

-¿Y si te vienen a poner algo? -ella negó.

-Ya no me tienen que cumplir nada por hoy- susurró y yo asentí.

Lo hice y ella se quitó el suero cuando se le acabó.

Atrajo hacia ella y me acarició todo el cuerpo.

-Necesito hablarte -asentí y ella suspiró.

Le acaricie el abdomen y ella sonrió.

-Ese día, no quería discutir, pero tenía la cabeza tan revuelta- susurró-, yo no debí tratarte así, tú eres lo mejor que tengo y te acuso de ser algo, de lo que tú jamás fuiste participe.

-Ya pasó amor- susurré y ella me apretó contra su cuerpo.

Tyana me repasaba el rostro con los dedos, me besaba y me acariciaba el cuerpo.

-¿Has comido bien? -me pregunto y yo reí.

-Mi vida, yo comía porque debía, pero, yo no me sentía bien- susurré.

-¿Es verdad que tuve un paro? -asentí y pegué mi cabeza a su pecho.

-Yo me iba a morir, Sebastien me drogo para que no me volviese loca -confesé-, me dijeron que no tenían esperanzas contigo- Tyana me miró asombrada.

Me limpie una lagrima.

-Ese día en la noche me sente y hablé contigo, me despedí de ti, porque no sabía si saldrías bien de eso- le conté y Tyana me beso.

Me subió sobre ella y yo asustada me quite.

-Deja el miedo, princesa-negué.

-Tyana, te dispararon-ella rió.

-Ya no tengo balas, ni puntadas- me susurró-, no puedes pretender que no te quiera tener cerca.

Suspiré y la besé, se subí sobre ella y ella me atrajo del cuello.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora