8. Sin palabras

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—Ya en Francia, seguían los malestares, se dieron cuenta que estaba embarazada, que tenia un poco menos de un mes— susurró ella—, mi mamá dio la idea de que lo abortara, no quise, termine el ultimo año a distancia, mucho mas rápido y con cuatro meses de embarazo empecé la universidad con quince años. Le di un paro cuando iba a nacer el bebé y cuando estuve recuperada seguí en la universidad, mis mamás se encargaban de ayudarme con él mientras estudiaba, pasaron dos meses y se metieron en mi casa, era el papá de Charles, mató al bebé, cuando amaneció, los hombres de mi papá ha lo habían matado, pero la mayor sorpresa me la lleve cuando el bebe no respiraba, había muerto.

No podía llorar más, porque por Dios que no podía, eso, me dejo fría, eran demasiadas cosas.

—Tya, yo, yo— susurré atónita, con el corazón partido.

Ella me miro y sus ojos estaban hinchados de tanto llorar.

—No digas que lo sientes, no tienes la culpa, Lilly— susurró Tya.

Mire a Marla y ella suspiró.

Tya estaba apartada, no me hablaba relativamente, no hacia solo para notificarme que saldría, que íbamos a ir a alguna reunión y cosas tontas.

Decidió inscribirme en una academia de modelaje al saber que tenía aptitudes de modelo.

Me encontraban haciéndome caminar de un lugar a otro, con unos tacones altos.

Tenia que estar erguida, caminar con soltura, sin que los pasos me temblaran, con seguridad y era bastante difícil.

Terminó la clase y yo tenia un compromiso con una diseñadora la cual me quería como modelo de su marca.

Me pasaron las prendas de ropa y me coloqué la falda y el top, junto con las botas a las rodillas de gamuza marrón y el conjunto era color piel.

Salí y me peinaron y maquillaron y llegaron los fotógrafos.

Comencé a posar, alzaba ligeramente el mentón en una, en otra salía mirado a otro lado con los labios entre abiertos y así.

Tya Aubriot

Ella me había dicho que tardaría mas por la sesión, asi que le escribí un mensaje.

Yo: Voy saliendo, tu cena esta en el horno, cuidate y me avisas cuando llegues a casa.

Me subí al auto para irme al puerto a recibir unas cargas de droga.

Llegue al puerto y firme el recibo y supervise que subieran todo sin problemas mientras me fumaba un cigarrillo.

Después me fui al almacén a revisar todo, seleccionando drogas tras drogas con uno de mis ayudantes.

—Me tengo que ir, mañana seguimos.

A unas calles mas abajo estaba el gimnasio abandonado donde realizaban peleas clandestinas.

Me cambié y por mi apariencia nadie se daba cuenta que era una mujer, además de que solo el organizador sabía mi verdadera identidad.

Me pusieron los guantes negros y relaje los músculos.

—¿Lista?— me preguntó en voz baja y asentí.

Salí ante el público y las chicas clamaban, no lo hacia por plata, lo hacia por adrenalina.

Empezó la pelea y esquive el primer golpe moviéndome a un lado.

Le di un puño fuerte en la mandíbula del cual me enorgullezco. Tenía más de un año sin hacerlo y seguía con buen toque.

Me dio un puño en el costado el cual me saco el aire por unos segundos hasta que le di un par en las costillas y otro par en los ojos.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora