Epílogo

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Y todo terminó contigo siendo mía, siempre, andando tras de ti, te falle y a pesar de mis errores, tu siempre fuiste mía, aunque no fuese lo mejor y me seguiste amando, hasta que me volviste lo mejor para ti...

Tres años después…

—¡Cassie no corras, mi amor! —digo yo al verla jugar corriendo en la tienda.

Ella se ríe y yo sonrio. Se acerca a mi y la siento en la encimera de la caja.

—¿Y mami Titi? —me pregunto y yo alce los hombros.

—Dijo que esperaras un rato para llevarte a almorzar a no se que sitio —le dije mirando esos ojitos hermosos.

Salimos de la tienda y decidí entrar a una jugueteria para que ella escogiese algo, aunque presiento que Tyana le comprara todo lo que le pase por enfrente.

—¡Este, este! —asentí al verla, la acerque a la caja y pase la tarjeta.

Cuando voy de salida suena mi celular.

—¿Donde estan, hermosa? —me pregunto Tyana.

—¿Donde estas tú, hermosura? —pregunté igual mientras reía un poco.

—En la entrada que está a unos metros de la tienda—asentí y camine con Cassie un par de metros.

Subí a la camioneta y mi esposa lo primero que hizo fue abrazar a nuestra hija y ella a su mamá.

—Feliz cumpleaños, mi tesorito—dijo Tyana estrechandola como cuando estaba recién nacida—, te amo mucho, Cassandra—dijo dándole un beso en la frente.

—Yo te amo más—Tyana la miro con una sonrisa.

Cassandra se parecía a Tyana, pero tenía esa dulzura mía, además de que la forma de su rostro era igual a la del mío, pero sus ojos era como ver a Tyana, su color de piel y lo demás.

Tyana me dio un pico y me abrazo.

—Entonces, señorita Aubriot, ¿que quieres comer? —dijo Ty acelerando la camioneta.

Cassandra se sento en su silla y yo le acomode el cinturón.

—No sheee—dijo con el ceño fruncido.

—A ver, ¿nos comemos algo en McDonald's? ¿quieres pollito de KFC? ¿o comemos pizza? —asintió.

—Pizza—Tyana negó divertida.

Cassandra amaba la pizza, siempre quería estar comiendo pizza.

—¿Y el trabajo? —pregunte.

Alzó la mano que tenia del lado de la puerta y me mostró los nudillos rotos.

Bajo la mano y me guiño el ojo para decirme que estaba bien.

Llegamos a la pizzeria y Cassie se fue al parque y nosotras nos sentamos en una mesa cerca para mirarla.

—¿Te duele? —pregunte agarrandole la mano y ella negó.

YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora