Pare de jugar y ella me subió a su regazo.-¿Alguna duda o cosa que me quieras preguntar?- negué, pero después asentí.
-¿Como pasara?- Tya sonrió con maldad y perversión.
-Primero, te penetrare con los dedos, te va incomodar- me advirtió -, pero te va a gustar, después, cuando ya vea que estas dilatada, buscaré el juguete que compre y en ese momento si te va doler, pero pasará - acepté.
Tya me comenzó a besar mi cuello y yo pasaba mis manos por su espalda sin bien saber que hacerle.
Sus manos me acariciaban los muslos, haciéndome sentir punzadas de placer entre mis piernas.
Su boca mordisqueaba mis pezones sobre la tela del baby doll.
Cuando su manos iban por prenda superior, metí mis manos bajo su camisa azul y la saque, dejándola desnuda de la cintura para arriba.
-A ti te gustaban los juegos parejos- susurré y ella río ronco en mi oído.
-Pero hoy quiero jugar sucio, princesa- me hizo estremecer-, quiero jugar sucio con esa inocencia tuya.
Lo último lo dijo con el acento francés tan marcado, que me hizo estremecer de pies a cabeza. Me quito la prenda y sus manos estaban en mis caderas, su boca fría ataco mis pezones, haciéndolos sobre salir.
-Tu me vuelves loca, mi niña - gruñó apretando mi trasero.
-No soy una niña- dije como pude y Tya sonrió.
-Eres mi niña, mía- Tya era posesiva de normalidad, pero no sabía que conmigo en el sexo se acentuaría más.
Sus caricias en mi nuca me hacían jadear y retorcerme de placer.
-Tienes un punto débil en la nuca, te excitas - susurró y me alzó cargandome aun besandome.
Los labios de Tya eran deliciosos, suaves y carnosos, besaba de manera única.
-Me encantas - susurré entre jadeos y me echo en la cama.
La ropa comenzó a escasear y cuando Tya le faltaba una prenda, busco algo en su bolso y dejo la caja a un lado.
Se bajo los boxers y lo que hizo me volvió loca, comenzó a rozar su sexo al mio, una y otra vez.
-Mierda, mi niña- jadeo Tya-, dame permiso, dámelo, Lilly- me pidió mirandome a los ojos.
-¿Permiso de que, Ty?- susurre y ella se volvió a rozar contra mi cuerpo.
-Eres menor de edad, debo preguntar si me permites- mordió mis pezones y me miró.
-Hazlo, Ty, no dudes- susurré y Tya me beso mordiéndome los labios, me acercó aun más a su cuerpo con su brazo y su mano bajo, su lengua había trabajel mk entrepierna, robándome varios gemidos y jadeos.
Sentí sus manos ahí, sus dedos encontraron mi clítoris con una precisión que tenía solo un estudiante de medicina o una persona con mucha experiencia sexual y Ty tenía las dos.
Comenzó masturbarme, rozando mi entrada, me decía al oído que me relajara que me sentia tensa.
-Juntas, mi niña, recuerdalo- uno de sus dedos se coló en mi interior y ella suspiró-, relajante, estas muy tensa.
Intentaba pero no podía. Me molestaba y me gustaba al mismo tiempo, coló otro dedo y sisee, quejandome. Los movía y me besaba, me acariciaba los pezones, la espalda.
-Te adoro, mi niña - susurró y la bese.
-Y yo a ti, Ty- susurré.
Tya se separo de mi y se colocó el consolador, coloco lubricante y se introdujo una parte ella.