Capítulo VIII

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—¿Julieta te ha invitado al baile?—preguntó Royse, sin dar crédito a las palabras que le estaba diciendo Minerva. 

—Así es, Royse. Será en tres días—respondió. 

 —Entonces debo de apresurarme a comprar telas nuevas para los vestidos—dijo Royse sabiendo que se avecinaba muchísima faena para ella a la hora de confeccionar el vestido. 

—No te preocupes, Royse—dijo con calma Minerva—no pasa nada si vuelvo a usar el mismo vestido del baile anterior. 

—Oh no, claro que no usarás aquel vestido—respondió alarmada—¿a caso quieres que los demás sepan de dónde vienes?—y sin darle tiempo de contestar, prosiguió:—Sólo los señores deben saber quién eres, de lo contrario, perderás todas las oportunidades de acercarte a las personas de la clase alta de la sociedad, y tú no querrás eso, ¿no?—Minerva observó atentamente a Royse, y le habló:—Royse, mi deseo no es relacionarme con la gente de clase alta, ya deberías saber cuáles son mis ambiciones, y entre ellas, no se encuentra el estar entre la crème de la crème, rodeada de mujeres portadoras de los más exquisitos vestidos. Solamente quiero poder albergar tanto conocimiento como el que poseen los intelectuales, aquellos que han tenido una excelente formación académica. Sé de sobras que no encajo entre tanta opulencia, su estilo de vida, es incompatible al mío. 

—Entonces, ¿por qué quieres ir a los bailes si no es para conocer a gente nueva?—inquirió Royse con cierta curiosidad, sin saber qué es lo que le motivaba a tomar aquellas decisiones. 

—Pues porque...—dejó media frase inacabada, reflexionando varias veces—asistirá alguien a quien deseo ver. 

Y Royse, temiéndose que fuese un pretendiente, pues lo intuyó por el ligero rubor que tiñó sus mejillas momentáneamente, consideró propio interrogarla para que dijese quién quería ver. A lo que Minerva, no sin ciertas reservas, confesó que había conocido a alguien, Santiago. 

—¿Y qué me puedes decir de él?—continuó cuestionando Royse, mientras que Minerva quería a toda costa desviar la conversación. 

—¿Puedo ir a barrer la entrada de la casa?—pidió ella, cualquier excusa para interrumpir la conversación, parecía válida. Aunque Royse, viendo su táctica evasiva, no le permitió salir de casa sin responder a su preguntar. Hasta que Minerva se rindió y le dijo todo aquello que quería escuchar, que no dejaban de ser otras palabras que el hecho de que se sentía cómoda en compañía de Santiago, pariente de los señores, aunque en esto no entró en detalles como lo era el ser primo de Aloys. Omitió varios detalles, como la impresión que había recibido hacía unas horas, en el momento en el que habría creído que sería capaz de besarle, y sobretodo, obvió todas aquellas reacciones que había provocado en ella desde que le hubo conocido. 
Royse le escuchaba atenta, sonriéndole complacida al saber que su pequeña, empezaba a mostrar interés por otros temas alejados de los estudios. Además, conforme pasaban los días, veía que cada vez Minerva se iba convirtiendo en una mujer más hermosa, y le daba la razón a Vladimir de que sólo sería cuestión de unos meses, que su belleza no despertase interés en un hombre. Quizás ya era la hora propicia para casarla, así que Royse no esperó más a decirle lo que pensaba. 

—¿Casarme, yo?—Minerva rió como si le hubiesen explicado alguna broma; no tomó seriamente sus palabras—Quiero ver mundo, desearía viajar y aprender de lugares que ni siquiera sé que existen... ¡Hay tantas cosas por hacer! No desearía que nadie me cortase las alas de la libertad. Mis dedos aún no deberían permanecer sepultados por una alianza de compromiso, deseo disfrutar de mi libertad y mi felicidad. 

—Pero Minerva, ¿no serías más feliz en compañía de alguien?—intentó persuadirla Royse, aunque no tuvo éxito. 

—No necesitamos a nadie para ser felices—la convicción con la que Minerva habló, dejó sorprendida a Royse—, puedo ser feliz al ver el sol salir al igual que la lluvia. Puedo sonreír al ver a un perro por la calle. Puedo alegrarme por la huida del invierno y la llegada de la primavera. Puedo sentirme enamorada de la vida, sin tener que compartir esta, con nadie más. 

Minerva [#GanadoraGOBA17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora