Capítulo XXXI

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—¡Minerva!—le llamó la atención Aloys un día en el que Minerva paseaba cerca de la casa de Wilky y Julieta. La chica miró en dirección a Aloys y le saludó. Al notar la inquietud de Aloys, le preguntó por si le ocurría algo, a lo que Aloys se apresuró a responder que no, pero le dijo que fueran hacia el jardín. 

—No quiero que nadie nos escuche—habló en voz baja pese a que Minerva creía que no había nadie allí para escucharles. 

—¿Qué es tan secreto?—se escuchó una voz a sus espaldas. Minerva y Aloys se giraron en la dirección de la que provenía la voz. A unos metros, Wilky había llegado a casa y se había detenido antes de entrar al ver a Minerva y Aloys cuchichear. 

Aloys fue el primero en responder:—¿No puedo conversar con Minerva, simplemente?—dijo de malas maneras. Aloys no quería saber nada de su padre, después de todos aquellos años en los que había visto cómo trataba a su madre. Con el tiempo se fueron distanciando, llegando al extremo de cada vez hablar menos. 

Wilky notando la incomodidad sobretodo de Minerva, se retiró de su presencia. Aloys le indicó a Minerva que fuesen deprisa hacia el jardín. 

Una vez allí Minerva le abrazó y cuando quiso besarle, Aloys le esquivó. 

—¿Estás bien?—preguntó ella confusa por el giro repentino de la situación. 

—Minerva, no sé cómo ha ocurrido, pero en la corte, antes de tiempo han empezado a surgir rumores desde tu llegada... Sé que lo que te diré ahora será una verdadera locura, lo sé, pero por favor, sólo pido que no juzgues mis motivos, te pido que entiendas algo. Y es que te amo, hace mucho tiempo que te amo, y también hace mucho tiempo desde que dejé de pensar en que las clases sociales tuviesen alguna importancia. Mi madre sabe lo que ha ocurrido—dijo y Minerva sintió que de repente la felicidad de estar al lado de Aloys se disipaba—tranquila, ya te lo dije, ella no quiere hacernos ningún mal, se alegra de nuestra felicidad y eso es lo que importa. Estoy seguro de que Royse también estará feliz si algún día lo llega a saber. Pero lo que importa es que mi padre está empezando a sospechar, a veces te ve cerca de aquí y no han sido pocas las veces en las que me ha preguntado la razón por la que te estoy viendo. No quiero decirle nada, pero cuando me habla de ti de forma tan despectiva, cuando me habla con unas palabras con las cuales parece querer ponerme en tu contra, siento que crece aún más mi amor por ti, como también aumenta el odio que siento por mi propio padre. Siempre me ha hecho despreciar a las personas que no son de mi condición, y ahora entiendo que los prejuicios que tuve hacia ti fueron parte de su herencia, hace unos años era demasiado influenciable, pero esto ya no es así. Ahora quiero tomar las riendas de mi vida, y quiero que me ayudes. Por favor, lo necesito. 

—¿Qué es lo que necesitas?—habló Minerva confuso por la conversación. 

—Te amo Minerva, te amo—repetía una y otra vez, algunas veces con lágrimas en los ojos. 

—Me estás asustando—dijo Minerva sin saber el porqué de aquella reacción. 

—Sé que tu matrimonio con Santiago fue un rotundo fracaso, y qué decir aparte de que fue un infierno que yo jamás llegué a pensar que ocurriría a su lado. Lamento tanto todo lo que has tenido que pasar... pero quiero que tu suerte cambie. Y espero que sea a mi lado. Déjame formar parte de tu vida. 

—Aloys—dijo Minerva, más tranquila, le dio la mano con ternura—, ya formas parte de mi vida. Una parte esencial. Habitas mi corazón, y no puedo decir que muchas personas hayan tenido tal privilegio, ¿por qué me pides formar parte de mi vida, si ya sabes que tienes mi corazón? 

—Minerva, no es eso...—dijo él tartamudeando un poco. La miró fijamente, y sintió que las ganas de llorar regresaban, pero éstas, no eran de tristeza. —A veces hay emociones que no son posibles de encasillar en palabras. Esta es una de aquellas ocasiones en las que no sé cómo expresar todo lo que siento. Lo lamento. 

Minerva [#GanadoraGOBA17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora