Capítulo XVIII

1.6K 213 11
                                    

Aquella noche Aloys contó todos y cada uno de los segundos que faltaban para que el sol por fin saliera y llegara hasta su vida. En la habitación contigua, Georgio descansaba tranquilamente, pero Aloys sentía que no podía esperar ni un instante más en ir en busca de Minerva. 
Ya había esperado demasiado tiempo, y la había perdido por sus miedos e indecisiones. 

Sin esperar la salida del sol, al llegar la medianoche Aloys se dirigió a la dirección que le había dicho el anciano, y una vez llegó y vio la granja, suspiró tranquilo, sintiéndose en paz consigo mismo al saber que todos sus sufrimientos habían llegado a su fin. 

Con una piedra golpeó el vidrio de tan mala suerte que lo rompió, y pensó en que había sido una idea no demasiado buena el no hacerle caso a Georgio y haber ido hacia allí en plena noche. Cuando ya estaba volviéndose sobre sus talones, escuchó una voz a sus espaldas. 

—Shsss, ¿quién eres?—preguntó una voz a sus espaldas. Aloys miró en la dirección de la cual procedía la voz desconocida y se encontró con un hombre joven. 

—Lamento despertarle. Me llamo Aloys—aquel nombre, a oídos del desconocido, no ejerció impacto alguno, así que Aloys pensando en que Minerva no habría hablado de él, preguntó:—¿Está Minerva?

El desconocido, se presentó como Víctor, y le dijo que en efecto estaba en la habitación durmiendo. Al recibir aquella información, Aloys sintió que su mundo se venía a sus pies al pensar en que podía ser que Minerva estuviese ya en otra relación. Empezó a pensar lo peor de ella cegado en aquel momento por los celos, pero al instante logró calmarse, y pensar que aquello no era propio de Minerva, así que debería escuchar la versión del chico. 

Víctor, se asomó más a la ventana, aun en la penumbra apenas podía reconocer el rostro de Aloys, pero vio que se trataba de alguien joven, y supuso que sería un amigo de Minerva. 
—¿Por qué no subes a casa y hablamos?—dijo Víctor cuando vio que el desconocido se mostraba exaltado y nervioso. 

Aloys aceptó de inmediato, entró en una casa de campo, tomó asiento en el comedor enfrente de una chimenea que estaba encendida pero cuya madera se consumía. A los pocos minutos, bajó Víctor y le observó con más detenimiento. 

Aloys le explicó de qué conocía a Minerva, le relató todo lo que le había ocurrido hasta encontrarla, empezando desde el momento en que se casó con Santiago. Víctor, constató que la versión de él y la de ella eran las mismas, así que no le creyó un mentiroso. 

—¿Eres su pareja?—preguntó Aloys que aún no había podido olvidar la confusión ocurrida hacía unos momentos. 

—¡Oh no!—exclamó él—, no hay suficiente espacio en la casa y por ello compartimos habitación, pero somos amigos. Yo la he ayudado en todo lo que he podido desde hace unos meses y ya está. La verdad es que una mujer muy agradable, pero jamás pensaría en después de todo lo que ha tenido que vivir, en pedirle algo más que una amistad. Merece estar tranquila, vino aquí desamparada después de todo lo que le ocurrió. Yo no soy quién para contártelo, ¿por qué no esperas a mañana y habláis todo lo que tengáis que deciros? Ella si así lo desea te contará todo lo que le ha ocurrido, pero yo prefiero que sea ella quien hable. No quiero ser portador de noticias. 

Estuvieron hablando unos minutos más, hasta que Aloys sintió que a la fuerza tenía que hablar con ella. 

—Déjame hablar con ella. No sabes todo lo que he pasado hasta encontrarla. Por favor, necesito hablar ahora mismo—suplicó Aloys. Al principio, Víctor se mostró reticente, pero enseguida vio unos sentimientos demasiado fuertes en el desconocido, como para negarle hablar con ella. Así que no tardó en ir hacia la habitación y despertar a Minerva. 

Minerva [#GanadoraGOBA17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora