Capítulo XIII

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—Minerva, creo que tenemos que hablar—le dijo Royse, antes de que Minerva fuese hacia el arroyo a lavar la ropa. Dejó la ropa sobre la silla, y observó a Royse con cierto temor, aquellas palabras nunca solían presagiar nada bueno, la última vez que había escuchado la palabra "hablar" en una conversación, había sido aquel día en el que su padre le anunció que estaba enfermo. Lo último que Minerva necesitaba, era recibir más malas noticias. 

Royse tomó asiento y miró a Minerva con seriedad durante unos instantes:—Cariño...—dijo indecisa, se aclaró la garganta y observó a la chica sin encontrar las palabras exactas—, sabes que tu padre siempre deseó que pudieras casarte con alguien noble, alguien que pudiese darte todo aquello que aquí, me temo que no vas a encontrar. 

Minerva, ante aquellas palabras supo lo que se avecinaba de inmediato, y por supuesto, no quería escuchar hablar de aquel tema por ahora. Quería conocer a la gente, no comprometerse en matrimonio, pues en algunos aspectos se sentía más madura para la edad que tenía, pero para otros, no dejaba de ser una chica de quince años y Minerva no estaba de acuerdo en casarse a tan temprana edad. 

—Te aseguro que en ningún momento ha sido mi decisión... Pero tu padre, ya sabes cómo era, cuando quería lograr algo, no dejaba de intentarlo hasta que lo conseguía. Así que en esto del matrimonio, también se puede considerar que fue persistente... 

—Royse, di lo que sea que tengas que decir, ya. No te andes con rodeos—dijo Minerva con una brusquedad que sorprendió a Royse, ya que Minerva pocas veces empleaba ese tono de voz. 

—Bien..., en ese caso, debes saber que tu padre te ha encontrado un buen esposo. 

—¡¿Qué?!—exclamó sin comprender sus palabras. 

—Así es, se llama Hankin, y es poseedor de una importante fortuna, pues aunque su origen es humilde y sus padres son campesinos. Tras el fallecimiento de su abuela paterna, pasó a heredar una súbita fortuna y...—Minerva notablemente malhumorada le interrumpió. 

—¡No me importa su fortuna!—gritó, Royse pocas veces le había visto tan indignada, y por mucho que se esforzó en tranquilizarla, todos los esfuerzos fueron en vano—¡Estoy harta de todo lo que está ocurriendo! Durante tiempo dije que no quería casarme todavía, solo han pasado unos meses desde el momento en que lo dije, pero parece que hacéis de oídos sordos, ¿cómo entenderéis que no quiero un esposo, sino poder estudiar, para convertirme en alguien en la vida?

—Minerva...—dijo Royse con la voz temblorosa—no soy partidaria del deseo de tu padre. Sabes que siempre te he animado con tus decisiones, pero... seamos realistas... soy aún mayor que tu padre, y no sé si pronto moriré, pues la muerte es un espectro que llama a la puerta cuando menos lo esperas, pero no me gustaría dejarte sola en el mundo... Te quiero, ya lo sabes, Minerva, y quiero lo mejor para ti. Hankin es un buen hombre, le he conocido esta mañana, puedo avisarle si así lo deseas para que os conozcáis, no te obligaré a que te cases con él. Al menos, dale una oportunidad, por favor... hazlo por tu padre...—imploró Royse—, ha escrito una carta en la que expresa su gran deseo de verte y poderte conocer, le hemos hablado muy bien de ti, es una persona excelente, ya lo verás. 

—Royse, hay un problema en todo esto—anunció Minerva—, ya he conocido a una persona, Santiago, y creo que tengo sentimientos hacia él... Así que hablar con otras personas, sería traicionar mis principios y mis sentimientos... Espero que lo puedas comprender. Sé que no quieres que una vez te vayas, me quede sola y desamparada, pero estaré bien, pase lo que pase, sé que así será. No sufras por mí. Y, dile a Hankin que es un alago saber de sus ganas de conocerme, pero que ahora, no le puedo corresponder, lo lamento. 

—En cuyo caso, creo que lo conveniente, si no deseas seguir adelante con esto, sería que tú misma le ofrecieses tus disculpas, y le expusieses tu situación. Estoy segura de que lo entendería. 

Minerva [#GanadoraGOBA17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora