Capítulo XXIV

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Octavio retiró la red y sin esperar ni un segundo se abalanzó sobre el cuerpo de Aloys. Aloys se movió rápidamente evitando que el puñal quedase encastado en su corazón, no obstante, el puñal perforó su hombro derecho y abundante sangre empezó a resbalar por su brazo. 

—Tengo órdenes de matarte y eso es lo que haré...—Aloys se dio cuenta de que Santiago ya había desaparecido de su vista. Con el brazo adolorido y la furia recorriendo sus venas, sentía la visión nublada y todo a su alrededor daba tantas vueltas que le costaba encontrar el equilibrio. Al pensar en Minerva, sintió que una emoción aún más fuerte que el odio nacía en su pecho. 

Serró los labios y le dio un puñetazo a Octavio, que pensando que Aloys era un hombre bastante esquincle, se sorprendió por la fuerza que había mostrado súbitamente. Hasta el mismo Aloys se sorprendió de su propia ira, ya que no habían sido pocas las ocasiones en las que había pensado en cuál era el sentido de la vida, si el sufrimiento planeaba sobre su cabeza, como si fuesen nubes de tormenta. Y mientras que durante varios días había manifestado su interés en morir, en aquel instante, veía la muerte cerca, pero lo último en lo que pensaba era en abandonarse al sueño eterno. Se negaba a morir, a dejarse vencer. Quería que el amor que durante tanto tiempo le había servido para sufrir, por una vez le infundiese las fuerzas necesarias para seguir adelante. 

Otro puñetazo recibió el rostro de Octavio, este segundo golpe fue directo a su nariz que al instante sangró. Octavio cerró los ojos mientras que se tambaleaba hacia el suelo, pero cuando Aloys pensaba que lo peor ya había pasado, se equivocaba, ya que Octavio le dio un golpe en la entrepierna, que hizo que su cuerpo se doblara de dolor. Aloys cayó de rodillas al suelo, mientras que veía que su enemigo se pasaba el dorso de la mano por la nariz que no paraba de sangrar y ponía la cabeza en alto intentando en vano detener la hemorragia. Aprovechando aquel momento de distracción, Aloys tomó impulso y empujó al suelo a Octavio. Cuando cayó al suelo, Aloys con fuerza le arrebató el puñal, apuntó en dirección a Octavio, y con la mano libre sujetó las muñecas de Octavio para que no pudiera zafarse. 

—Hagamos un trato—dijo Aloys secándose la sudor de la frente mientras que blandía el puñal delante de sus ojos—No pongo en duda que en tu oficio no seas de los mejores, y a sabiendas de parecer una persona narcisista, tienes que saber que conmigo no ha funcionado—Octavio quería hablar, pero Aloys le pegó una bofetada. Al momento, Octavio escupió un diente y miró con terror a Aloys—antes no quería vivir, pero me he dado cuenta de que aún debo luchar por la persona a quien amo. Aún tengo unas pequeñas esperanzas y para llevar todo esto a cabo debo vivir. Sé que usted mata a la gente por dinero, así que tenga esta bolsa—le entregó una bolsa que llevaba algunos billetes con los que esperaba que fueran suficientes, Octavio los aceptó sin protestar—y ahora, antes que me vaya, ya tienes el sucio dinero por el cual matas a las personas. Pero tienes que decirle a Santiago que en efecto me has matado, mata a agún animal si precisas de mostrarle mi corazón, pero tú ya has hecho tu trabajo, ¿estamos de acuerdo?—Octavio asintió, y Aloys le miró viendo por primera vez que la persona que le había intentado matar en el fondo era de su misma edad, solo que un poco más alto que él. Apiadándose del hombre vestido con harapos y de aspecto famélico, se dio la vuelta y le dijo:—Matas a la gente para vivir, ¿no es así? Pero ¿qué más sabes hacer?

Octavio, temeroso e indeciso por las buenas intenciones que estaba llevando a cabo Aloys le dijo que sabía trabajar en el campo, así como labrar puesto que su padre se lo había enseñado a temprana edad. 

 —Estupendo. ¿Aceptarías trabajar para mi familia y largarte de esta mala vida? Tienes toda la vida por delante como para ser simplemente un sicario a quien nadie le importa. Sé que no quieres vivir esta vida. 

Octavio, incrédulo de la buena suerte que había tenido, y de haber zanjado el mejor negocio que hubiera podido hacer nunca en sus casi veinte años, le agradeció reiteradamente a Aloys la oportunidad que le había brindado, mientras que Aloys volvió hacia su casa. 

Minerva [#GanadoraGOBA17]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora