Royse entró sigilosamente en el dormitorio de Minerva donde la chica dormía profundamente.
Había pasado unos días en cama pues se encontraba mal de un fuerte resfriado, así que durante aquel tiempo, no había podido ir a las clases. No obstante, ella, lejos de querer continuar quedándose bajo los afectuosos cuidados de Royse, estaba deseando volver a las clases cuanto antes.Aquel día, tal parecía que Royse finalmente le permitiría volver a clase, así que como uno de tantos días, Royse entró en su dormitorio para despertar a Minerva. Subió las cortinas y Minerva se tapó los ojos con el dorso de la mano momentáneamente hasta que sus ojos se acostumbraron a la claridad. Había dormido durante horas.
—¿Cómo te encuentras, cielo?—le preguntó Royse con cariño. Minerva al instante le sonrió y se incorporó a la cama. Tosió un poco, pero no sentía tanto dolor de cabeza comparado con el que hubo experimentado hacía unos días.
—Me siento mejor—respondió. Los caldos y las infusiones que Royse le había preparado, aunque no tenían el mejor de los sabores, habían logrado calmar el adolorido cuello de la chica, y con los días habían mitigado bastante la tos. —¿Hoy puedo volver a las clases?
Y Royse, que vio cómo de verdad Minerva se esforzaba por seguir las clases, y al mismo tiempo, sufría cuando no le era posible asistir a la lección, optó por dejarla ir, no sin antes obligarle a ponerse un abrigo de piel que abrigase mucho.
Minerva al principió se quejó, pues ella creía que hacía un sol radiante, pero Royse, no se dejó convencer y sin más, le dijo:—Aún hace fresco, así que o te pones el abrigo, o no sales de casa.—Minerva conociendo a la perfección la terquedad que a veces lograba tener Royse, que aunque a a menudo solía ser permisiva, también tenía sus arrebatos de cabezonería, desayunó acompañada por Royse, y sin rechistar, se colocó el abrigo.Después de estar aquellos días sin salir de casa, le agradó volver a escuchar a los pájaros cantar con alegría, como si estuviesen en la primavera, ajenos por completo a que eran uno de los meses más fríos del año. En contra del estado de ánimo de los pájaros, las copas de los árboles, se mecían desnudas con el viento, y Minerva observó cómo las hojas parecían lágrimas deslizándose por los troncos. Como solía ser costumbre en ella, el trayecto hacia casa de sus amos, que apenas duraba un minuto y ni un segundo más, para ella aquel día se convirtió en diez minutos, pues se detenía cada vez que algo le llamaba la atención. Se encontró con el perro que era de unos campesinos que conocían a Minerva desde pequeña, pero que ella, como solamente les había visto un par de veces, no recordaba sus nombres. El perro, saltó de alegría al ver a la chica y se abalanzó hacia ella; adoraba a los animales. Siempre le pedía tener un perro a Royse, pero esta se había negado reiteradamente puesto que decía que traían consigo demasiadas responsabilidades, a veces Minerva detestaba cuando Royse se empeñaba en negarle algo.
Cuando solamente le quedaban unos metros para llegar a la casa de los señores, se encontró que salía alguien, Santiago. Minerva, recordando el día del baile, y ligeramente nerviosa ante el recuerdo, entornó los ojos hacia el suelo, de una forma infantil, en la cual pretendía pasar desapercibida ante sus ojos, aunque sin lograr éxito alguno, pues se notaba a leguas quién se escondía enfundada en aquel vestido verde.—Minerva—dijo Santiago, ella de inmediato se sorprendió de que Santiago se hubiese acordado de su nombre, ¿no habían acaso muchísimas otras más mujeres de quienes acordarse? Pero de ella, precisamente de ella, que le recordase, le supuso una emoción desconocida, sintió un inaudito orgullo, pues él no le había olvidado, por lo tanto, supuso que su compañía no habría sido nefasta la última vez que se vieron. Santiago le sonrió. Minerva le saludó con un ligero temblor en la voz, él al percatarse de su nerviosismo, ensanchó su sonrisa. Adoraba cuando las mejillas de aquella joven se teñían de carmín y sus ojos centelleaban imperceptiblemente.
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Minerva [#GanadoraGOBA17]
Historical FictionNacida en el seno de una familia de campesinos, Minerva vive en una pequeña cabaña en Carcasona, en la Francia posterior a la Revolución Francesa, en compañía de su padre Vladimir, y Royse. Paralelamente a su hogar, se encuentran Wilky y Julieta, su...