30. Mi ardiente capitán- Larry Stylinson💛 (Terminada)

-VI-

La campaña de ese año terminó y el Capitán del Alma Furiosa ordenó el regreso a casa, a su Londres natal.

Llegaron a puerto ya entrado el otoño y tras el reparto de las ganancias, cada uno se fue yendo a sus respectivas casas.

-¡Capitán!, ¿Qué hacemos con el monje cristiano Señor?- dijo entonces uno de los piratas trayendo al débil monje ante Harry.

El capitán lo miró pensativo pues no había reparado en que hacer con él pero aún les quedaba mucho por saquear, muchos tesoros que encontrar en las siguientes campañas, así que lo necesitaría de nuevo.

-Me lo llevaré a mi casa...será mi esclavo hasta que zarpemos de nuevo... debe continuar escribiendo  mis hazañas... ¡andando monje!—le gritó— ¡aún tienes mucho que hacer!.

Louis sintió su trasero arder pues Harry le dio una patada mientras lo ataba, lo odiaba, era un bárbaro y disfrutaba lastimándolo.

—Aaauch...maldito— susurró.

Además el tenerlo escribiendo sin descanso, casi muerto de hambre, ahora lo tendría esclavizado trabajando en su casa todo el otoño y el invierno.

Mientras caminaron por el pueblo, Louis miró a las gentes de allí, londres era enorme y había muchas mujeres, niños, había pobreza pero comprobó que Harry vivía en una buena casa, su madre y su hermana, las cuales vestían ropas caras.

En la casona había una criada de color llamada Griselda de cincuenta años, la cual era nana la de Harry y su hermana, ella era una buena mujer y quería mucho a los Styles, aunque su arrogancia y aires de grandeza no le gustaba.

Trabajaba allí desde hacia más de treinta años, cuando el pirata Des Styles la compró como regalo de cumpleaños para su esposa Anna.

-Hijo... gracias a los dioses que te han devuelto a mi sano y salvo, bienvenido a casa- Saludó su madre muy sonriente al verle llegar.

-¿Quién es ese hombre tan extraño, Harry?- preguntó Gemma señalando a Louis.

El ojiverde se giró y tiró de la cuerda obligando al monje a dar dos pasos hacia delante.

-Éste querida familia, es un monje cristiano.

-¿Qué es un monje cristiano, hijo?... ¿Y por qué lleva puesto un vestido?- preguntó Anne inspeccionando a aquel extraño hombre.

Harry rió ante la curiosidad de su madre y de su hermana pues muy bien no sabía como explicarles que era un monje, además apenas había cruzado dos palabras con Louis y no tenía ni idea.

Este iba a decirles algo cuando de repente este hizo una reverencia a las mujeres y se presentó.

-Mi señora... me llamo Louis Tomlinson y soy un monje cristiano, escribano y guardián de la literatura católica del Templo Sagrado del Reino de Hispania... Soy un siervo de Dios de los cielos y ésta es una túnica sagrada que usamos los monjes del Templo.

Harry estaba atónito escuchando a aquel menudo hombre con la voz aguda y preciosos ojos, este decía ser  un hombre sagrado al parecer y tanto su familia como él tenían mucha curiosidad por saber que más tenía que decir, al parecer había sido un acierto llevárselo, ya que sería un buen entretenimiento.

Louis fue instalado en un cuarto al lado de Griselda en la planta baja de la casona y aunque tan sólo pensaba en escaparse de allí y aunque el capitán Harry le había quitado las ataduras, este lo había amenazado con que lo buscaría y lo mataría si se escapaba.

Lo había pensado mejor, odiaba a ese capitán pagano pero no quería morir, además no tenía dinero ni a donde ir pues Hispania estaba muy lejos.

No había barco en que regresar y los monjes del Templo ya quizás estarían todos muertos.

Tras instalarse, miró a su alrededor, aquello realmente no estaba tan mal, tenía una mullida cama, una ventana dónde ver el horizonte, un armario donde guardar sus cosas, las cuales cabían en un un rincón, sus libros y plumas, otro hábito que Harry le había conseguido y como no su amado crucifijo.

Tenía su propia pileta donde asearse, además de una bañera, lo cual era todo un lujo y a pesar de que había hecho voto de pobreza, su vida había cambiado y tendría que adaptarse o no duraría vivo por mucho tiempo.