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El capitán ojiverde miraba al monje muy sorprendido tras escucharlo hablar.

...-¿Por qué nos has hecho creer que eras mudo, monje?- preguntó con molestia.

-Y-Yo hacía voto de silencio en el Templo, señor pero lo he roto para agradecerte que me salvase de morir- dijo este arrodillándose.

-Muchachos.... llévenlo de nuevo a la bodega—ordenó el rizado haciendo caso omiso—...él sigue siendo un prisionero.

-¡¡¡Si mi capitán!!!.

Harry volvió a su hamaca y pensó en que pronto se acabaría la campaña por ese año y por lo tanto regresarían a Londres, ya que echaba mucho de menos a su familia.

A parte de su madre y su hermana, Harry no tenía a nadie más, lo cierto era que había tenido sus cosas con jóvenes, los cuales a cambio de un buen dinero habían satisfecho sus necesidades sexuales pero no había nadie que ocupara su solitario corazón.

Este creía no tener tiempo, ni paciencia para el amor, ya que según él, eso era para los débiles, así que mataba sus instintos, teniendo en cada puerto a alguien con quién pasar un buen rato.

Además, la verdad era que en el ambiente marítimo, las mujeres no abundaban, así que las prácticas homosexuales estaban bastante aceptadas.

Aún así, el día a día en su mundo era muy solitario y la mayoría de sus piratas rechazaban la homosexualidad, por lo que cuando desembarcaban y existía la posibilidad de tener contactos sexuales con mujeres, generalmente prostitutas, lo hacían.

Harry en varias ocasiones había tenido lo suyo con Zayn y Liam pero las cosas se pusieron muy serías y decidieron no mezclar su amistad, ni su trabajo con los sentimientos.

Además, el morocho cocinero era muy enamoradizo y tenía su corazón dividido ente Harry y Liam pero al final se había decidido por Liam, ya que a pesar de su enorme atractivo, Harry era su Capitán y este parecía estar preocupado tan solo en perdurar su nombre y llenarse de riqueza.

De hecho, creía que el ojiverde nunca sería capaz de amar a nadie y eso no iba con él, estaba seguro de que su  capitán tenía su corazón dividido entre el mar, su navío y sus tesoros.

Zayn era de la opinión de que este era aún más cruel que su padre pues solo podía pensar en la venganza y en el hombre que lo había matado, por lo que no paraba de escucharle decir que tenía que hacer pagar y que no descansaría hasta ver muerto al asesino de su progenitor.

Dos días después del amotinamiento contra el monje, los piratas se toparon con un barco de un enviado del Rey de Grecia, este llevaba a bordo el pago de tributos en tres cofres llenos de monedas de oro pero el capitán no contento con eso, decidió secuestrar también al enviado y pedir un rescate por él.

Este pidió otros tres cofres de oro a cambio del emisario, que finalmente resultó no ser otro que el primo del Rey de Grecia.

El cautiverio duró doce largos días, en los cuales el rehén amenazó a sus capturadores con que serían fusilados en cuanto su primo se enterase de todo.

El rescate se pagó al fin y el enviado griego fue liberado pero Placeres, que así se llamaba, cumplió su amenaza y cuando fue liberado, organizó una expedición para perseguir al «Alma Furiosa» hasta apresarle.

Cuando el navío fue alcanzado por el «Salve Grecia», Harry y su tripulación se prepararon para la batalla, ya que pensaba que nadie les impediría acabar esa campaña con éxito y mucho menos unos asquerosos y estirados griegos.

Por otro lado, Louis tomaba nota de todo lo que sus ojos veían y lo que sus oídos oían desde su escondite pues los cuchillos volaban, al igual que los chasquidos de las afiladas espadas que emitían al cruzarse su frío acero en la batalla, dando cada vez un nuevo escalofrío en el menudo cuerpo del monje.

Finalmente, los griegos huyeron con el rabo entre las piernas como si fuesen perros, después de la lucha y de perder a más de la mitad de sus hombres, Placeres ordenó la retirada, ya que no pudo contra los feroces piratas que lo habían capturado.

El capitán dejó a Louis convivir con su tripulación, los cuales se divertían molestandolo, entonces al ojiazul al cabo de un mes a bordo, aborreció aún más a estos pues estos eran unos bárbaros, crueles y muy sucios.

A pesar de ello, el monje cumplía con su cometido sin rechistar pues estaba seguro que el Capitán Styles le atravesaría el pecho con su fría espada, sino escribía todo lo que según él lo llevaría a dejar constancia de su paso en la historia.

En cada batalla y saqueo, cuando todo acababa, Louis salía de su escondrijo y se arrodillaba dando las gracias a Dios por seguir vivo y podía misericordia por el alma de todos los muertos.

—Realmente monje estás muy loco— le decía riendo—...si tu Dios no quiere que haya más muertes, dile que nos llene las bodegas y nos iremos a casa.

El monje continuaba vistiendo sus hábitos, seguía rezando y seguía creyendo en Dios, eso llamaba la atención de Harry pues le resultaba extraño que estos creyesen que un sólo Dios podría haber creado todo lo que sus ojos veían.

30. Mi ardiente capitán- Larry Stylinson💛 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora