-XIX-

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Harry no podía respirar, un hijo era una cosa muy fuerte, no podía creerlo, pero ahí estaba Elena en su puerta esperando que la acogiese en su casa con un hijo en sus entrañas.

Anna estaba encantada, por fin sería abuela, era una gran noticia, a Gemma le daba igual pero a Griselda le pareció raro, Harry echaba mucho de menos a Louis y aunque esos meses en alta mar no vio a Harry, ella lo conocía y le extrañaba que se hubiese acostado con ella amando a Louis, pero tampoco estaba segura totalmente así que se calló la boca, el tiempo pondría a todos en su lugar.

Elena fue hospedada en la mejor habitación de la casa, todos los cuidados para la mamá eran pocos, Anna dispuso todo y la trataba como una reina.

Elena sonreía satisfecha, su nueva vida con los tontos de los Styles estaba empezando, elegir a Harry era lo mejor que había echo en su vida, su hijo y ella jamás pasarían penurias y miserias, además todo le había salido redondo pues sin saberlo resulta que se enteró que Harry odiaba a Smith mucho más que ella, por haber matado a su padre.

Harry y su madre charlaban en el despacho mientras Elena descansaba, había cosas que hablar.

—Bueno hijo tendrás que avisar a los profetas para que propicien la boda, tienes que hacerla tu esposa cuanto antes, las malas lenguas hablaran.

—Lo sé madre, pero yo no la amo, no quiero unir mi vida a una persona que quiero.

—Harry cariño, eso tenías que haberlo pensado antes de acostarte con ella no crees, tienes una responsabilidad con esa mujer y con ese niño, es tu sangre, es mi sangre, yo quiero que esté con su familia, quiero ver crecer a mi nieto.

Harry sabía que su madre tenía toda la razón, un hijo era algo sagrado y aunque no amaba a Elena quizás con el tiempo si lo haría, además Louis no iba a regresar, no había sabido nada de él en todos esos meses desde que se fue hacía ya ocho meses, dos semanas, tres días y unas horas.

—Tienes razón madre, me casaré con ella y tendremos a nuestro hijo en un hogar feliz y lleno de amor para él.—dijo Harry mostrando una media sonrisa pero por dentro se estaba muriendo del dolor.

Pasaron los días y todo estaba listo para la boda de Harry y Elena.

Los Styles no repararon en gastos y los trajes de los novios fueron confeccionados con las mejores telas y encajes del mercado, hubo miles de flores adornándolo todo y por supuesto comida y bebida a raudales.

Las alianzas fueron de oro forjado y tenían sus nombres grabados como símbolo de su unión y la música sonó todo el día y toda la noche.

Harry bebió tanto que no sabía ni donde estaba, de echo ya lo había empezado a hacerlo desde antes del enlace pues el recuerdo de unos hermosos ojos azules lo atormentaban aún más desde que había decidido casarse con​ ella, como queriendo evitar que lo hiciese, pero sabía que era producto de su imaginación, pues Louis ya no estaba, ya no regresaría jamás.

Así que Elena se quedó sin noche de bodas, pues Harry se quedó tan inconsciente que durmió los dos días siguientes.

Las siguientes semanas no fueron mejores pues aunque Harry lo intentaba no conseguía olvidar a Louis y enamorarse de Elena, sus besos no le provocaban nada y mucho menos su presencia, Harry solo la veía como un envase que llevaba a su hijo, eso era cruel si pero no podía evitarlo, Elena no lo hacía sentir, ni le hacía olvidar a Louis.

Harry pasaba horas en el despacho mirando a la nada o en la cantina bebiendo hasta no poder más, todo era para no ver a Elena, sentía que manchaba el recuerdo de Louis, se sentía así no podía evitarlo, era como si lo estuviera engañando cuando en realidad no eran nada, cuando en realidad nunca lo fueron.

30. Mi ardiente capitán- Larry Stylinson💛 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora