-VII-

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Griselda tocó a su puerta cuando aún era de noche, Louis no había pegado ojo en toda la noche pues aunque durante un largo tiempo había dormido en unos sucios y raídos trozos de tela y había llorado un río de lágrimas, no sabía que le deparaba el futuro en esa casa.

Creía que Dios lo seguía castigando severamente, luego de arrebatándole a sus padres y hermanas, por disfrutar de privilegios y mirar a otros hombres, por lo que temía que si volvía a hacerlo, Dios sería más severo.

Se levantó y lavó su rostro en agua helada, entonces volvió a poner su túnica y salió a ayudar a Griselda con los quehaceres.

Prepararon el desayuno y luego sirvió a los Styles en silencio, Harry aún dormido, lo observaba con detenimiento pues le resultaba muy misterioso y raro.

...—Hermano...¿Por qué este hombre sigue con esas gastadas y feas ropas?...Son un insulto a los Dioses— habló Gemma haciendo una mueca.

El ojiverde miró a este pues Louis  también lo miró poniendo cara de susto.

—No mi señor... no me despoje de mi ropas— suplicó.

Harry rió fuerte y entonces miró a su hermana y a su madre.

—Griselda coge ropa que ya no me valga y dáselas al monje para que se cambie.

Louis miró con odio al capitán, creía que era muy injusto con él pues él estaba cumpliendo con todo lo que le ordenaba y este no le dejaba sus ropa tranquila.

Harry lo miró de nuevo y volvió a reírse pero dejó de hacerlo cuando vio las lágrimas correr por las rojas mejillas del monje, sintiéndose extraño cuando éste se fue corriendo hacía a la cocina.

Cuando Louis volvió a recoger los platos del desayuno, ya estaba cambiado con las ropas que Griselda había escogido para él y aunque Harry ya no estaba, las mujeres lo felicitaron y le dijeron que ahora si se veía muy bien.

Louis se sentía horrible pues él no quería verse bien, quería sus hábitos, lo había llevado durante años y sin ellos se sentía desnudo.

Griselda encontró más ropas que podían servirle, éstas eran de cuando Harry era más joven y menudo pues ahora este era todo un hombre grande y fuerte, a diferencia del monje que tenía cuerpo muy femenino.

De hecho, cuando el ojiverde regresó a casa, ya al oscurecer y con unos tragos de más, acompañado de sus fieles amigos Zayn, Liam y Niall, esos vieron a Louis de espaldas y lo confundieron con una mujer.

—¿Ha-Harry quie-quién es esa nue-va sir-sirvienta?— preguntó Niall, señalando a Louis que frotaba de rodillas el piso con un paño y un cubo.

—No no... no hay nue-va sirv-enta— dijo este mirando a donde su amigo señalaba.

El capitán abrió sus ojos pues el redondo y gran trasero del monje se movía hipnóticamente, mientras frotaba el piso, ya que los pantalones que llevaba puestos dejaba visible la delineación de sus caderas y sus piernas, las cuales antes habían permanecido ocultos en la amplia túnica de monje.

—Louis levántate y déjame verte— dijo el ojiverde desde una de las sillas en las que se sentó pues la borrachera lo tenía tambaleándose.

El ojiazul resopló pero obedeció, entonces se levantó y caminó hacia el capitán y sus amigos, la verdad es que lucía muy tierno así vestido, con su pelo ahora bien peinado y con esas ropas que dejaban ver las pronunciadas curvas de su delicado cuerpo, por lo que no parecía que este fuese monje, ni que supiese lo que era eso.

El ojiazul resopló pero obedeció, entonces se levantó y caminó hacia el capitán y sus amigos, la verdad es que lucía muy tierno así vestido, con su pelo ahora bien peinado y con esas ropas que dejaban ver las pronunciadas curvas de su delicado cue...

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Harry no sabía si era por los tragos que llevaba encima pero no podía sacarle los ojos de encima al muchacho, le veía jodidamente  hermoso y follable.

Después de examinarlo bien, finalmente lo dejó volver al trabajo y los muchachos lo ayudaron a subir a su habitación, donde se quedó dormido profundamente.

30. Mi ardiente capitán- Larry Stylinson💛 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora