Capitulo 18 (editado)

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Me encontraba en el pueblo. Había conseguido escaparme con Óscar y Guillermo del castillo, solo pensaba quedarme unas horas no quería que por alguna razón se notase mi ausencia. A pesar de ser casi la hora de cenar las calles estaban repletas de personas riendo, cantando, bailando y un montón de niños jugando. Esto es lo que me daba alegría, mirar a todos los ciudadanos felices, que a pesar de todas las dificultades que les imponían mis padres, sonreían. Cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos en la plaza donde se encontraba un montón de mercados ambulantes que pasaban por aquí para quedarse unos días y así conseguir algunas monedas.

Un puesto en concreto me llamó la atención y me acerqué. Era un teatro de marionetas. Me senté entre los niños mientras Óscar y Guillermo se quedaron atrás con todos los padres. Los niños me miraban con curiosidad seguramente preguntándose por qué una chica mucho mayor que ellos se sentó aquí.

- Señorita.- Me llamo un niño a mi derecha, le miré y le sonreí. Sus ojos grandes y curiosos se clavaron en mi.- Tiene unos ojos muy bonitos.- Que tierno.

- ¿Ah, sí? Muchas gracias- Le dije mientras revolvía su pelo castaño. El pequeñín rió.

- Señorita, ¿de dónde es usted?- Preguntó una niña a mi izquierda  de cabellos cobrizos y con pecas en su pequeña carita.

- Soy de tierras muy lejanas.

- ¿Sí? ¿Cómo de lejanas?- Preguntó el niño de antes.

- De tierras muy MUY lejanas. Os sorprendería lo lejos que están de este lugar.

- ¿Y allí todos tienen los ojos como tú?- Preguntó la niña.

- Todo el mundo tiene ojos verdes donde vivo.- Me inventé.

Cuando me quise dar cuenta todos los niños allí presentes estaban girados mirándome, todos queriendo saber de donde era supuestamente. Empezó a sonar un pitido, un poco molesto al escuchar, pero soportable. Un hombre apareció al lado del mini escenario que tenían montado para las marionetas. Tras ese pitido con el silbato que sostenía en sus manos todo el mundo calló y prestó atención al espectáculo.

- Cuenta la leyenda, que una bella princesa abandonó su hogar para salvar a su reino... - Apreció una marioneta vestida con un vestido rosa y su corona dorada en el mini escenario.- Viajó hasta tierras ni siquiera descubiertas por el hombre, dejando atrás todo lo que conocía sin miedo alguno. Solo para pedir ayuda a una criatura que según el cuento que le contaban de pequeña sus sirvientes, tenía poderes gloriosos y decía que la persona que pudiera encontrar los tres diamantes celestales sin morir en el intento, le concedería 3 deseos. Para ello tuvo que pasar por el valle desértico del sur, sin comida ni agua, tardó dos días en encontrar un cobijo para resguardarse y tres días más para poder recuperarse. Cuando ya recuperó sus fuerzas emprendió otra vez su viaje y en el momento que creía estar perdida encontró un templo la cual relucía con una luz blanca, se adentró en aquel misterioso lugar encontrándose con el primer diamante celestial.

》Después se dirigió a un pantano de donde procedían varios mitos de que en sus aguas habitaban sirenas, pero no eran como las sirenas de las leyendas de los marineros, a decir verdad eran todo lo contrario. Las sirenas del pantano eran feas con sus rostros llenos de escamas verdes, ojos grandes, rasgados y de color negro, de los cuales se decía que si los mirabas eran capaz de absorber tu alma y sus sonrisas tétricas con dientes afilados cómo los de un tiburón. La princesa se adentro en aquel pantano pero desgraciadamente se encontró con una de esas espantosas sirenas quien en un descuido de la muchacha la arrojó del bote y se la llevó con ella hasta el fondo del pantano. Allí la princesa intentó zafarse del agarre de la sirena mientras que ella intentaba devorar a la indefensa chiquilla, quien estaba empezando a quedarse sin aire. De repente empezó a brillar el suelo y empezó a temblar. La sirena soltó a la princesa y nadó para protegerse de aquel misterioso y repentino peligro. La princesa intentó llegar a la superficie sin éxito alguno. Consiguió salir del fondo del pantano porque sin previo aviso emergió un templo subiendola hasta la superfivie. De aquel templo salia una luz celeste que iluminaba todo el lugar. La muchacha entró en aquel templo encontrando allí el segundo diamante.

》Al siguiente lugar que debía ir se hacía llamar el bosque maldito, que se encontraba en el oeste de su pobre reino. La princesa se adentró en las profundidades del frondoso bosque buscando aquel último templo donde se hallaba el último diamante. Aunque extrañamente no encontró ninguna dificultad en hallar el último templo. Allí encontró algo raro. Este último lugar no brillaba como los demás, no emitía ninguna luz. Se adentro en el viejo edificio y sorprendentemente no encontró nada. "¿Lo habrá cogido alguien antes que yo?", pensó. Entonces con la esperanza de que la criatura le pudiera conceder esos tres deseos aun faltandole un diamante celestial, se adentró en las montañas hasta llegar a una cueva, ella no sabía que clase de criatura era, y aunque haya pasado por situaciones peores a lo largo de este, le aterrorizaba más aquella criatura mágica que cualquier otra que se hubiera topado. Reunió valor y entró en la oscura y húmeda cueva. Ante aquella oscuridad sacó de su alforja los dos diamantes celestiales para conseguir un poco de visión y con suerte la atención de la criatura. Sonidos de respiración calmada y profunda se hizo presente. "Ya está aquí" se dijo así misma. Poco a poco la criatura se le aproximaba haciéndose más visible. Su hocico rojo y lleno de escamas al igual que el resto de su cuerpo, alas enormes imponentes que le arrastraban al caminar, patas fuertes y gruesas como las columnas de su castillo y ojos color esmeralda que penetraban hasta llegar al alma. Era un dragón."¿Qué quieres?" Dijo la enorme criatura. "He venido a pedirte los tres deseos gran criatura mágica" Tartamudeo. De repente aquel imponente dragón se convirtió en un hombre de cabellos rojos como el fuego y con los mismos ojos esmeraldas. Se acercó a la chica y la analizó, miró la mano que sostenía los diamantes celestiales. "¿Solo tienes dos diamantes celestiales?", preguntó, ella asintió. "Entonces no puedo concederte los tres deseos que me pides", dijo dispuesto a marcharse pero la muchacha le cogió de la mano. La princesa le imploró ayuda ofreciendole los diamantes. La criatura se quedo pensativo, observándola. "Ya que te falta un diamante celestial, nada más te concederé un deseo y tendrás que quedarte aquí conmigo, a partir de hoy me pertenecerás, ¿estás dispuesta a acatar con las condiciones?". Reinó el silencio. Fue una pregunta muy repentina, no sabía que hacer en ese momento, y tras pensarlo una y otra vez accedió. Pidió su deseo "Quiero que los ciudadanos de este reino jamás vuelvan a pasar hambre", la criatura frunció el ceño "¿Segura que quieres eso?" Asintió y su deseo se hizo realidad. Ella cumplió con las condiciones del trato y se quedó al lado de la criatura, con el paso tiempo entre ellos surgió el amor y de aquel amor nació un niño al que muchos llamarían monstruo o demonio. Aún así vivieron felices y la princesa y el dragón perecieron juntos.

- ¿¡Y qué pasó con el hijo señor!?- Preguntó un niño.

- Tras la muerte de sus padres intentó buscar un hogar entre los ciudadanos de una aldea cercana pero por su terrorífico aspecto no le dieron cobijo alguno. No se sabe si consiguió sobrevivir o si murió.

- ¿Quieres saber si de verdad fallecí?- Dijo una voz grave detrás de nosotros.

Me giré alarmada, todos los padres estaban muertos el ambiente se volvio oscuro y tétrico. Habia sangre por todas partes, cadáveres de las personas que hace momentos estaban riendo y divirtiendose con aquella historia. Entre todos aquellos cuerpos inertes vi la silueta de un hombre joven con alas enormes, pelo rojo como el fuego y ojos color esmeralda. Tenia a Guillermo cogido del cuello ahorcandolo y su otro brazo traspasó el pecho de Óscar. Mis ojos se llenaron de lágrimas. No se movian, los había matado.

- ¿¡QUÉ HAS HECHO!? ¡ERES UN MONSTRUO!

Su sonrisa desapareció, los soltó y lentamente se acercó a mi, intenté alejarme de él hasta que choqué contra una pared. Empecé a temblar de miedo.

La siguiente soy yo

Empezó a acortar la distancia entre nosotros y su cara quedo a centímetros de la mia y aunque se acercará tanto no conseguía ver su rostro, solo sus ojos verdes, penetrandome.

- Ven a buscarme.- Susurró.

Abrí los ojos mientras que respiraba entrecortadamente. Estaba en mi cuarto.

¿Todo fue una pesadilla?

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Es un capítulo muy largo pero espero que os guste.
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Leyendas de la realeza I: El mito del rey  || Editando ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora