Capitulo 24

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Llegué a la biblioteca. Cerré detrás mia y me quedé mirándo la puerta. Casarme... no puedo pensar en esas cosas todavía, tampoco quiero pensarlo. No me imaginaba que me fueran a proponer eso y mucho menos que fuera por evitar una guerra cuando mis padres eran tan orgullosos y tercos cómo para no ceder ante cualquier otro indivudio, aunque fuese campesino, burgués, noble o rey, pero siendo sincera no encuentro el verdadero porqué. ¿Qué se proponían realmente con esto? Ellos no se beneficiaban nada, es más, saldrían perdiendo. No creo tampoco que lo hagan por molestarme o arruinarme la vida ¿no? Sé que me odian apesar de ser su única hija pero, ¿a tanto llegaría su odio? Quiero pensar que no... pero, probablemente, sería mentirme a mi misma.

No, Lilianna, no lo harían por eso.

¿Entonces cuál es su propósito?

¿Qué ganaban?

¿Se sienten tan amenazados y asustados cómo para ceder?

¿Estarán hartos de ejercer como reyes?

Piensa, Lilianna, piensa. Tus padres no hacen algo sin nada a cambio.

- Lilianna ¿qué pasó?

¿Con qué propósito?

-Lilianna, cariño, nos estas asustando.

Tiene que haber algo. ¿Pero el qué?

Alguien tocó mi hombro haciendo que me girara. Óscar estaba enfrente mia, mirándome preocupado, me fijé en las personas de atrás, Mariam, Guillermo, Azucena, Gloria y Gastón... otra vez les hice preocuparse. Aunque, pensándolo bien, esta vez si tenían de que preocuparse.

- ¿Por qué lloras?- Preguntó Óscar.

Yo toqué mi mejilla, estaba húmeda. No me había dado cuenta pero había empezado a llorar a mares. Negué con la cabeza mirando hacía el suelo para indicarles que no era nada, cuando en realidad pasaba de todo.

Lo primero que pensé al salir de aquella sala fue en huir muy lejos y no volver jamás, ¿pero les dejaré tirados a ellos? No, por supuesto que no, no puedo. Los quería demasiado cómo para eso.

- Lilianna- Me llamó Óscar. Me cogió del mentón y levantó mi cabeza hasta que mis ojos se encontraron con los suyos. Con su pulgar limpió algunas lágrimas que seguían cayendo. - Cuéntanos qué ha pasado, por favor.- Dijo casi en súplica. Yo asentí.

Me preparé para poder soltar aquella bomba que hace unos momentos me había soltado mis padres. Para ganar fuerzas cogí con mis manos la mano que Óscar tenia en mi mejilla, cerré los ojos fuertemente y lo dije.

- Me han comprometido con el príncipe William.

Y se hizo el silencio. Nadie habló. Yo no sabía que decir, solo... solo quería salir de allí y no volver, sin mirar a atrás, y vivir mi vida de una vez... pero no podía. ¿Qué debería hacer? ¿Ser una egoísta y largarme de aquí dejando a atrás a todas estas personas que tenía enfrente mía, las cuáles estuvieron en las buenas y en las malas?, ¿o quedarme por ellos y comprometerme con alguien a quién apenas conozco y a quién no amo?  ¿Hay alguna forma de que todos salgamos ganando? Porque siento que escoja la opción que escoja, alguien será infeliz y eso es lo que menos quiero.

- ¿Ese es el problema?- Abrí los ojos para encontrarme a Guillermo con una media sonrisa. Frunci el ceño ¿Por qué sonríe?

- ¿A qué viene ese tonito, refinado?- Contraatacó Óscar.

- Eh, tranquilo, tranquilo. Lilianna sabe bien a que me refiero.- Tragué saliva.

- ¿Qué?- Dijo Mariam- ¿A qué os referís?

- Es muy simple, - Se acercó a mi y me miró con una sonrisa de oreja a oreja.- es la oportunidad perfecta para salir de aquí, y tú, Lilianna, lo sabes.

Leyendas de la realeza I: El mito del rey  || Editando ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora