Capítulo 53

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Estaba anocheciendo y Yoi todavía no había vuelto a casa. La cena era el único momento del día en el cual no podía escapar de mí, sin embargo hoy no estuvo presente. Me sorprende que haya encontrado una excusa para poder escabullirse, Mina no dejaba que ninguno se fuera antes de cenar y menos cuando estaba poniéndose el sol. También se me hizo raro el hecho de que nadie hablara en la cena, ninguno de los cinco, ni siquiera Nelis que siempre contaba emocionada lo que había hecho durante el día.
Masticaba lentamente la comida que Levi nos había cocinado, solía engullirla pero esta vez el ambiente estaba tan tenso que se me hacía incómodo. Miraba a las cuatro personas que estaban sentadas en la mesa. Todos mirando a sus platos como si fuera un rompecabezas, menos Óscar, que se encontraba al lado mia, él parecia no darse cuenta de que la familia la cual nos dio cobijo, comida y seguridad estaban más raros de lo normal. Mina suele ser mucho más risueña y muy habladora, Nelis es su viva imagen. Por lo contrario lo único que hizo que supiera que Levi estaba pensativo y fuera de este mundo fue que no levantaba la vista del plato, y mantenía el ceño mas fruncido se lo normal sin probar bocado.

Quería sacar un tema de conversación, pero no se me ocurría nada. Golpeé a Óscar por debajo de la mesa y me miró extrañado, le hice una seña con la cabeza hacía ellos, solo recibí una mirada de confusión más notoria. Suspiré frustrada, nunca entendía mis señas. Opté por el plan B. Mi talón se estrelló en el pie de mi amigo haciendo que gritara de dolor. Llamó la atención de toda la mesa.

- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien, Óscar?- Preguntó Mina preocupada.

- Si Óscar, ¿Estás bien?- Le dije. Me fulminó con la mirada. Yo sólo le sonreí de costado.

- Si, perfectamente...- Murmuró. Entonces oí a Mina como reía por lo bajo. Todos la miramos.

- Esa es una forma peculiar de romper el hielo.- Sonreí abiertamente al ver como todos poco a poco se iban uniendo y se reían.

Por fin, el ambiente se había relajado. Empezaron a hacer bromas y a contar anécdotas. Todos reíamos por los comentarios de Mina y como gesticulaba con las manos en algunas ocasiones. Óscar seguía desconfiado de ellos, pero yo estaba convencida de que no eran malas personas, si lo fueran ya lo hubieran demostrado con alguna acción o comentario, sin embargo hasta ahora fue todo lo contrario. Me divertía mucho en este lugar y me enseñaron muchas cosas, me enseñaron a coser y sembrar los huertos. Me enseñaron a escalar las palmeras para poder coger los cocos (aunque Óscar todavía no sabe eso), me enseñaron jardines de flores muy diversas y todas con un fin médico específico. Vi lugares maravillosos que no sabía que podía encontrarse en un oasis en medio del desierto. Todo aquí era una especie de sueño. Si no fuera por algo, o alguien. Apesar de que me encante este lugar nunca puedo concentrarme al cien por cien en mis tareas diarias o siquiera en hablar con otra persona porque ese alguien ocupa mi cabeza. Yoi, es esa persona que ocupa mi mente, y sólo por pura curiosidad, porque quiero saber más sobre ese misterioso chico, quiero saber por qué se comporta así conmigo, qué me pasó aquella noche, y qué relación tiene con Atari. Son tantas preguntas las que rondan mi cabeza y ninguna tenían respuesta.
Un comentario de Nelis me sacó de mis pensamientos.

- Yoi aquel día me regaló una corona de flores de color azul. ¡Era muy bonita! ¿Te acuerdas mamá?- Dijo emocionada. Mina se quedó mirandola e intentó no borrar su sonrisa, pero sólo consiguió que le saliese una mueca.

- Sí, claro que me acuerdo cariño.- Le respondió.

- Y después me ayudó a hacer otros para vosotros. ¡Yoi es genial mamá!

- Lo sé, cielo.- Respondió, esta vez sin poder disimular ese tono de incomodidad. Todo volvió a estar en silencio. Sabía que no era el momento para preguntar y menos sobre esa persona, pero no veía otro momento.

Leyendas de la realeza I: El mito del rey  || Editando ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora