Le miré con preocupación. Él sabía las consecuencias, sabía todo lo que tendría que dejar atrás, a su familia, su estilo de vida, su trabajo, sus amigos... y todo por protegerme.
Sin embargo aquí estábamos esperando a que Guillermo que estaba fuera nos diera la señal para poder salir sin que nadie nos viera. Por lo visto estaban implicados todos en esto, Mariam estaba entreteniendo a los guardias de la parte de atrás para que cuando llegaramos pudiéramos salir sin problemas, Gastón rondaba por la entrada del castillo por si venían mis padres, Azucena estaba a unos metros de Guillermo para avisarle cuando debía hacer la señal y para distraer a los guardias que se nos presentaran y Gloria estaba en la cocina y en el comedor, vigilando a mis padres que por lo visto todavía no se habían marchado de allí. Me sentía muy agradecía y a la vez muy nerviosa por ellos, si algo salia mal, acabábamos todos bajo tierra.- Lilianna. - Me llamó Óscar. Le miré y me sonrió.- Todo saldrá bien, ya lo verás.- Asentí.
Oímos como picaban la puerta. Guillermo estaba dando la señal. Óscar dirigió su mano al picaporte y abrió la puerta lentamente. Sacó su cabeza y miró a ambos lados para asegurarse, cogió mi mano y tiró de mi sacándome fuera de ni habitación. En ese mismo instante sentí como me tapaban con algo, mire que era, una capa muy parecida a la que llevaba Óscar de color marrón claro, pero de mi talla. Me giro para saber quién me había puesto aquella prenda topandome con un Guillermo sonriente. Le susurré gracias y repentinamente Óscar me empujó hasta uno de los grandes tapices y allí nos escondimos. Al principio no entendía por qué y cuando iba a preguntárselo, un poco molesta por haber sido tan bruto que un poco más y me estampa contra la pared, me tapó la boca y puso su dedo índice en medio de sus labios en señal de que me callase. Así lo hice.
Empecé a escuchar pasos pesados y sonidos de metal chocando entre sí. Guardias.- Buenas noches, Señor Guillermo, ¿le pasa algo a la princesa?- Preguntó una voz de hombre que no reconocí.
- No, ¿qué problema debería haber?- Preguntó intentando disimular sus nervios. Se notaba mucho pero esperemos que los guardias no sospechen.
- ¿Entonces por qué se halla aquí?- Preguntó otra voz.
- Esto es por si la princesa me necesita, tengo que acudir rápidamente y cómo ir más rápido que estando aquí.- Contestó Guillermo.
- ¿Estará aquí toda la noche?- Dijo dudoso un guardia. Guillermo rió.
- Que va muchachos, en cuanto pase unas horas la princesa se quedará dormida así que será menos probable que necesite mis cuidados.
Hubo un silencio. Nadie hablaba. Me estaba empezando a sudar las manos, no tenía ni idea de lo que sucedía ahi, no sabía si se estaban acercando o si se iban, no oiga nada.
- Bueno muchachos, no os preocupéis ya estaré yo atento a la princesa, seguid con vuestro patrullaje, aunque, ¿sabéis? A mi tambien me apetece dar una caminata, os acompaño muchachos.
Dicho esto por parte de Guillermo, se oyeron pasos alejándose. Cuando ya no se oiga ruido alguno, Óscar inspeccionó el lugar y tiró otra vez de mi mano. mirando hacia las escaleras.
- No hay nadie, vamos.- Cogió mi mano y volvió a tirar de mi. Salimos por las grandes puertas del castillo. Ahora nos dirigíamos a la parte de atrás.
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Leyendas de la realeza I: El mito del rey || Editando ||
FantasyCuando el rey decide comprometerla por conveniencia, huye para poder vivir lejos de aquel extraño sitio al que una vez llamó hogar. Sin propósito ni meta más que no ser descubierta, emprende una búsqueda para encontrar aquella criatura que recurre...