Pero si acaban de salir apenas unas horas. ¿Qué estaba pasando aquí? Ahora mismo estaba muy nerviosa y confusa cómo para que vengan mis padres con sus mierdas de charlas. Se supone que estaban de camino a no sé que reunión con no sé quién.
Dejé el libro a un lado y me encaminé pisando fuerte hacía la entrada, tenía las manos cerradas formado unos pequeños puños y el ceño tan frucido que casi se confundía por una sola ceja. Llegué a la entrada y allí estaban, me miraron con indiferencia mientras por mi parte, intenté mirarles del mismo modo pero creo que no me salió.
- ¿A qué viene ese careto?- Dijo mi padre.- Parece que te moleste vernos aquí.
Anda mira, ahora sabes leer mentes papá .
- Lo siento mucho, no era mi intención incomodaros- Intenté calmarme, de verdad que no los quería aquí.
- ¿Incomodarnos?- Rió- Por favor Lilianna, tu no asustas a nadie y mucho menos incómodas, ¿te has visto en el espejo querida?- Y gracias mamá por ser tan amable y simpática con tu única hija a la que le tendrías que tener un gran aprecio, pero por lo visto ni eso.
- ¿Me necesitabais para algo? - Pregunté deseando que la respuesta fuera un no, que me contestaran una grosería y yo devuelta a la biblioteca.
- Sí, tenemos que hablar.- Genial, GE-NIAL. Notad el sarcasmo.- Vamos a la sala de conferencias.
Asentí y los seguí hasta aquel lugar en el que muy pocas veces había entrado. Allí nos sentamos los tres, ellos me miraban sin expresión alguna mientras que a mi me comía la curiosidad ¿Por qué querían hablar conmigo? Que yo sepa no hice nada malo. Bueno en realidad cualquier cosa que haga para ellos es malo, un horror y me atrevería a decir el fin del mundo.
Yo permanecía callada mirándolos esperando a que hablaran. ¿Ahora se quedaron mudos? Llevábamos 10 minutos callados cómo minimo. ¿Empiezo yo a hablar? Vaya a ser que ahora por hablar se me pongan más bordes aún. Bueno ya están bordes.
Habla ya que me quiero ir de aquí, estúpida.
Gracias conciencia, ¿pero podrías ser un poquito más amable? Técnicamente yo soy tu y no sé, sería bueno que nos..
¡Qué te calles y le hables a tus padres!
Vale, vale. Como se le sube los humos dios...
- Bueno, ¿a qué viene vuestro repentino regreso? Hace unas horas que os marchasteis. - Comenté. Mis padres se miraron para de sus volverse hacía mi.
- Nos encontramos en el camino con un mensajero del Rey Roger.- Dijo mi madre
- Oh...
- Sabes qué muchos reinos planean conquistar el nuestro y para impedir la guerra contra otros países el Rey Roger me ofreció un trato.- ¿Un trato?
-¿Qué clase de trato?
- Te casaras con el príncipe William la próxima semana.
¿Qué yo que?
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Leyendas de la realeza I: El mito del rey || Editando ||
FantasyCuando el rey decide comprometerla por conveniencia, huye para poder vivir lejos de aquel extraño sitio al que una vez llamó hogar. Sin propósito ni meta más que no ser descubierta, emprende una búsqueda para encontrar aquella criatura que recurre...