Capitulo 10: Destinados

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Recupere mi conciencia y cordura en cuanto vi que estabamos demasiado cerca, tan asi que puedo mezclar su respiración con la mia.

—Debo irme Alex, lo siento— me dirigo a la entrada del edificio, donde Erick se encuentra esperandome.

—¿Molesto si te acompaño?— murmura algo casi inaudible, pero logre entender.

—Emm... Supongo que no—digo disimulando mi nerviosismo con una falsa sonrisa.

Se acerca a mi y toma mi mano, pero la suelto en cuanto abro la puerta.

Erick y los chicos estan hablando con el director del video, trato de no llamar la atención e intento voltearme, pero Alex es mas rapido que yo.

—Hola...— logro escuchar su voz, muy confiada y paciente. Los chicos se voltean extrañados mirando confundidos al chico que les acaba de saludar. Pero fruncen el ceño en cuanto notan mi presencia a su lado, aun mas Erick que los demás.

—Lo siento, ya nos ibamos— digo en forma de disculpa. Tomo a Alex de la mano para dirigirme a la salida, pero me detengo en cuanto escucho mi nombre.

—No te iras sin despedirte, ¿O si amor?— Erick parece estar rojo de la ira, al verme con alguien mas. Evito cualquier contacto visual, pero me es imposible.

Puedo sentir que esta a un paso de mi, ademas puedo apreciar sus lindas zapatillas Vans.

—¿A donde vas a ahora?— dice en un murmullo. La verguenza me consume y no soy capaz de contestar esa simple pregunta.

—Debo... Debo ir a casa— pareciera que tropiezo en cada palabra, no logro formar una frase sin sentir los nervios que me consuman.

Su pulgar se posa en mi barbilla, eleva mi cabeza y me hace mirarlo. Es un tanto mas alto que yo, por ende siento que aun no puedo cruzar su mirada.

—¿Sucede algo?— se que tan paciente esta siendo conmigo, ya que puedo notar como se tensa su mandíbula.

—Quiero explicarte pero no aqui, por favor— las últimas palabras las digo en un susurró inaudible, para que solo el logre escuchar.

—Hablaremos luego entonces princesa— su mandíbula parece relajarse, junto con todas sus facciones. Me da un dulce beso y no quiero separarme de él. —Te amo a pesar de todo, ¿lo comprendes?—

—Si Erick, yo también lo hago. ¿Podemos hablar en la tarde?— parece mas una suplica que una pregunta.

—Claro, muero por saber mas sobre ese grandioso chico a tu lado— aun nuestra conversación es privada, pero se que Alex logro escucharlo.

—Adiós— le doy un beso en la mejilla y me acerco a Alex.

—Ahora si podremos irnos— digo una vez que estoy a su lado. Camino hacia la salida y el me esta siguiendo.

Se que debe tener muchas preguntas en su mente, pero se que no seré capaz de contestar ni una, ya que no le debo ninguna explicación.

—No dirás nada hasta que estemos en el hotel de Sam, ¿verdad?— suena impaciente, pero decido ignorarlo. Sus acciones de hoy habian sido desubicadas, se habia propasado y habia roto la regla uno de nuestra amistad. Intentar acercarse.

—¿Podrías aunque sea explicarme porque ese idiota te beso? Acaso olvidaste que en menos de tres años sea tu posible boda conmigo?— se detiene en medio del camino para decirme todo eso. Me volteo y lo miro indignada, ahora si había logrado hacerme enojar.

—¿Acaso importo nuestra boda en cuanto te besaste con mi supuesta mejor amiga?— mi voz suena mas que enfadada mezclada con ironía.

—Otra vez pones esa escusa— dice rodando los ojos.

—¿Ahora soy yo la equivocada? ¿Te atreves a hecharme la culpa de tus errores?—

—No tiene sentido esto— dice frotando sus manos en su cara, demostrando desesperación.

—Nunca lo tuvo ni lo tendrá Alex, siempre hemos estado obligados a esto, "destinados a estar juntos"— digo haciendo comillas, recordando las palabras de mi padre.

—Pero yo te amo Isabella, realmente lo hago— su voz parece quebrarse en cada palabra.

—Eso no es cierto y lo sabes, solo crees que es asi porque toda nuestra vida hemos estado juntos, pero tu no me amas y yo a ti tampoco— lo que digo logra cobrar sentido en cuanto comienzo a pensar en la palabra"amor".  Esa palabra me generaba muchas preguntas y crei que amaba a Alex, pero ahora solo puedo contestar con un solo nombre a todas mis preguntas... "Erick".

Amo demasiado a Erick. Y no solo eso, si no que estoy completamente cegada y enamorada por él.

—Yo amo a ese "idiota"— una vez más hago comillas, pero esta vez sonrío como tonta enamorada. —Estoy enamorada de él— afirmé.

Esas son las ultimas palabras que pude lograr formular antes de que todo se vuelva negro para mi. Alex parecía ser alguien que solo vino a arrastrarme con él a Holanda. Logro convencerme de volver por mi, por nuestra amistad, incluso hablando de que aun me amaba.

No creí ser tan crédula, pero Alex me convenció fácilmente, logro atraparme en su juego y llevarme de vuelta a casa.

—No puedo creer que hicieras todo esto— digo completamente incomoda en el aciento del avión, el cual me regresa a mi prisión personal.

—Conservar mi titulo de príncipe vale esto y mucho mas, pequeña— su acento falso holandés solo me dan ganas de escupirle en la cara, lanzarle la verdad con palabras hirientes y gritar como niña pequeña aun en mi lugar. Son demasiadas cosas, pero no puedo realizar ninguna. Delante mio se encuentra un guardia de mi padre, a un costado su compañero y detrás otro hombre con pinta de fortachon se encuentra observando nuestra pequeña pelea.

— ¿Cuanto crees que dures en ese pedestal en el que mi padre te ha puesto? ¿O acaso olvidaste que le fuiste infiel a su pequeña princesa? — mis palabras logran incomodar al falso príncipe. Su ceño se frunce y su mandíbula se tensa, hasta puedo observar como se marcan sus nudillos, de tamaño normal con un color blanco combinado con rosado.

—No te conviene amenazarme en este momento querida Isabella, o debería llamarte Bella como tu nuevo novio lo hace— ahora la que parece tensarse era yo.

Si Erick sabe toda la verdad mi mundo se caería, porque todo lo que me importa ahora es él. No hay nada en el mundo que quiera mas que estar a su lado, puedo confiar que eso es y sera así por una largo tiempo. ¿En que momento se había vuelto tan indispensable como para querer desear dejar de respirar?

Una derrotada lagrima se desliza lentamente, acompañada de otras mas. Me encontraba en un avión prácticamente secuestrada yendo a un lugar que me empeorara aun mas la vida.

— Por favor no hagas esto, no necesito mas drama en mi vida— mi voz suena mas suplicante que nunca, ni a mi padre le había hablado de tal manera para convencerlo de dejarme bailar.

Una vez mas asumo que Erick es lo único que me interesa, es el único que logra un balance en mi persona, es él el que logra completar mi ser.

— Creo que ahora me gusta mas tu tono, pequeña Bella — su soberbia y orgullo logran atravesar mi piel, creando un gran agujero de decepción en mi estomago.

— Me casare contigo luego que pasen estos tres años, pero por favor déjame contarle todo a Erick, deja que yo le explique todo lo que sucedió y podrá suceder. Te pido por favor que no intervengas en esto.— aun siento lagrimas desplazarse hasta el final de mis mejillas.

— Supongo que tenemos un trato, ¿verdad? Por que si no cumples con el trato, prometo que sera aun peor para ti que para mi — una vez su tono de voz suena amenazador, haciéndome estremecer.

— L-lo pro-prometo — digo apenas pronunciando dos palabras. Cuatro simple silabas que podían destruir mi corazón. 

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora