Capítulo 30: Pequeñito o pequeñita.

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Narra Isabella:

Luego de ver a mi amiga en ese escalofriante cajón de madera, siento que mi estómago se revuelve ante ella. Cuando acaricio su mejilla, mis dedos tibios tiemblan ante su piel frívola. Lágrimas se desprenden por mis ojos pero no soy capaz de detenerlas.

Tu estuviste en mis sueños, realmente sentía mi corazón dispararse al tenerte frente a mi confesé.

Me siento algo extraña ahora que no estás, ¿por que te ausentas de esta manera? Hubiera preferido cualquier cosa, incluso dejar mi propia vida antes que cargar con la soledad   relamí mis labios, sintiendo ese gusto salado a causa de las lágrimas.

Te amo, realmente nunca creí tener que despedirme, pero se que algún día volveremos a estar juntas y tú me reprocharas por mi comportamiento rebelde aún con mis quizás sesenta años ¿Crees que es mucho o poco el tiempo que he estimado para mi vida? Pues mientras más joven sea, será mejor, porque volveré a verte con anticipación   sigo hablando, mientras suelto un par de incoherencias.

Es hora de decir adiós, princesa   siento su voz cerca de mi oído, no puedo evitar sonreír hacia ella sin dejar de acariciar su piel.

Adiós...— me despedí, aún sin estar lista para dejarla ir.

Hasta pronto   su voz suave vuelve a entrar por mis oídos, asentí hacia ella y podía sentir las miradas que amigos y familiares de Sam me dedicaban; sentían pena por mi.

La mano de Álex me toma desprevenida, él me guía hacia el auto donde nos esperaba el chófer ya con las maletas en la parte trasera del auto.

Bufé en cuanto me encontré dentro del auto, él realmente estaba demasiado apurado esta tarde.

Fuiste grosero, ¿realmente tenías que sacarme de allí como si de una niña pequeña se tratara? Por si no lo habías notado, intentaba despedirme  de mi mejor amiga   recrimine, siendo algo caprichosa.

No podemos llegar tarde al aeropuerto, te dije que debíamos viajar. No actúes como si recién te enteras, Isabella   su voz firme siempre logra dejarme sin palabras. Aún le temía al chico que algún día llame 'primer amor' y 'mejor amigo'.

Resople varias veces, mientras intentaba distraerme leyendo msj de WhatsApp y viendo un par de fotos en la red social Instagram.

Aburrido.

***

No había pasado mucho tiempo de que habíamos llegado al más bello hotel de París. Pero aun con tanto lujo alrededor y objetos preciosos de mucho valor, me sentía pobre y vacía. Pues mis sentimientos estaban apagados, luego de tantas caídas mi corazón aún latía pero yo deseaba que no fuera asi. Pero un pequeño corazón yacía en mi estómago, con un cuerpito en desarrollo.

Te amare de todas las formas posibles, a ti nunca te faltará mi amor pequeño o pequeña bebe.

Bien, iremos por algo de cenar, luego volveremos a la habitación y serás mía   al oír eso, no puedo evitar que un escalofrío me recorra.

¡Estas loco! Eso no, nunca   intenté sonar lo más firme posible, pero de solo pensar que el podría hacerme algo sin mi consentimiento me llenaba de miedo y angustia.

¿Cómo esperas que ese hijo sea mio? Aunque sea debo dejar evidencias de mi, ¿No crees? dice para luego largar una risa cínica.

Alex, por favor no hagas esto   digo en cuanto comienza a acercarse peligrosamente hacia mi, acariciando mi mejilla. Mis palabras pendientes de un hilo.

No podrás hacer nada, realmente serás mía esta noche  suelta de repente, dando un rápido beso sobre mi cuello. Aparte sus manos de mis mejillas y las sostuve para que estás no vuelvan a su lugar de inicio.

¡Diré que es tuyo!   solté de la nada. Él me observa confundido.

Si tú me haces algo realmente te denunciaré Álex, sin importarme ni por un segundo la maldita corona   dije entre dientes.

No estás en posición de amenazarme pequeña.

Si puedo, pero si tú no me tocas no diré nada sobre nuestro matrimonio falso y afirmaré ante las cámaras que espero un hijo tuyo   digo con los dedos tembloroso y la voz pausada.

El parece pensarlo por un momento. Hasta que asiente levemente, pero su sonrisa final me daba indicios de que tampoco sería tan fácil.

No solo las cámaras deberán creerte, debes sonar convincente para que ese estúpido de Erick lo crea también ¿Entendiste?   el logro soltar mi agarre y ahora me sostenía por la barbilla con una mirada amenazante. Asentí repetidas veces, no tenía otra opción.

Oh y...  dormiremos juntos hoy, sin nada puesto ya que no eres capaz de saciar mis necesidades como hombre, al menos debes cumplir con lo que te pida  tragué saliva lentamente, realmente arrepintiéndome de mi respuesta.

De acuerdo   el sonríe satisfecho y se dirige hacia el baño. Tome una larga bocanada de aire, pues sentía mis pulmones realmente faltantes de oxigeno.

Algún día debía escapar de él, pero no seria ahora ni tampoco mañana, tal vez debería esperar mucho tiempo para lograr librarme de Álex. Y todo por mi maldito secreto.

Acaricio levemente mi estómago, intentando tragar el sollozo que he contenido desde que Alex estuvo tan cerca de mi. Lamento todo esto pequeñito, realmente me esforzaré para que tú si seas feliz.

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora