Capítulo 39: Él debe saber...

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—Hablamos luego del concierto Be... Isabella— la voz de Erick sonó más como una afirmación que una pregunta, la rubia solo asintió mientras se sentaba en uno de los pequeño sillones que se encontraban en la sala del estadio. Los chicos tenían un gran espacio para prepararse y un vestidor al lado de la sala de estar.

Bella no sabía qué hacer más que ver a los chicos mientras se vestían y vocalizaban por separado y por último vocalizaban juntos para el medio de la canción o el final. Quería observar a Erick hacer lo que amaba para toda su vida, sin duda había hecho una gran elección en cuanto a él. No era para nada por su apariencia, o por su hermosa voz; si no que era por como se sentía cuando el dirigía su mirada o una palabra hacia ella, incluso un mínimo gesto la hacia querer abrazarlo y jamás soltarlo, cumplir con la promesa que llevaba colgando en el cuello.

Desvío su mirada a Joel, quien le dedicaba una cara de pocos amigos. Aunque habían pasado varios años, el pelinegro no aceptaba su presencia al lado de su mejor amigo, porque ella lo hizo sufrir y Erick era como un hermano para Joel.

—Bueno chicos, ustedes saben lo que deben de hacer y son geniales en eso. Nunca voy a dejar de apostar por ustedes, son tan talentosos y me llevan de mucho orgullo. Creo que ya es todo, no puedo ser más cursi— las palabras de aliento de parte de Renato hace sonreir y reír a todos los chicos de la banda.

Todos se dan un fuerte abrazo y Bella sintió algo de envidia (buena) por todas las personas que Erick tenía y que jamás le soltarían la mano. Sintió ganas de llorar, pues su única amiga había fallecido, su madre le habia mentido mucho años, Alex la uso, su padre no era su verdadero padre y por último pero el más importante era Erick, quien fue ella quién lo abandonó pero aún así siguió con su vida -aun no perdonara lo de Andrea- pero en cuanto piensa en ello, se golpea porque ella había hecho lo mismo -forzada, pero aún asi- se había casado con Alex.

Erick mira en dirección a Bella y a Sammie, sonríe hacia ambas y se dirige con sus compañeros hacia el escenario.

Suspira una vez que se encuentra sola. No sabia en que momento había comenzado a retener el aliento, pero en cuanto esos cinco chicos se fueron se sintió más liberada.

Le da una ligera mirada a su maleta, recuerda que ahí habia guardado su celular. Abre la maleta como puede con solo una mano y quita el celular de esta. Tenía varias llamadas pérdidas de Alex y de su madre. Se regaño por haberlo puesto en silencio y le marco al contacto de Emma.

—Mama, hola- dice sonando más tranquila. —Lamento no haber respondido, olvidé mi celular en la mal…

—¿Donde estás hija?- le corta el habla.

—En Miami- dice lo más calmada posible.

—¿Que haces allí? El pueblo te necesita, ¿Te das cuenta la locura que haz cometido al dejar el país luego de lo que dijiste?- no sonaba muy comprensiva al respecto. Bella aclaro su garganta e intento contestar correctamente para no faltarle el respeto a Emma.

—Lo único que me importa ahora es mi felicidad y por sobre todo la de mi hija, yo si se priorizar a las personas que me importan.

El dolor era palpable en su voz. Escucha como del otro lado su madre suelta un suspiro.

—¿Nunca me perdonarás, cierto?— sabía que aquella pregunta contenía una afirmación como respuesta, pero aún así la formulo.

—Es difícil de superar madre y yo no quería que la historia se repita una vez más, por eso preferí venir hasta Miami. Le contaré la verdad a Erick te guste o no, y se que el me va a apoyar.

—¿Que verdad, Bella?— una voz la interrumpe y por arto reflejo corta la llamada.

—Yo…

—¿Tú?- la voz insistente de Renato la hizo tragar lentamente saliva mientras se acomodaba mejor en el sofá.

—Sammie es su hija— soltó de repente. Entonces la cara de sorpresa del manager de CNCO no se hizo esperar. Tapo su boca ante la impresión.

—¿Acaso es una broma?— dice incrédulo.

—No Renato, me gustaría que así fuese pero es la verdad. Y no pienso seguir ocultándolo de Erick, no se lo merece, ya le quite casi tres años en los que pudo estar con ella— abrazo algo más fuerte a su pequeña bebé y sintió como sus ojos se volvían a cristalizar.

—No puedes hacer cosas semejante, ¿te imaginas lo que dira la prensa? Se lo comerán vivo— Bella frunció sus cejas ante lo que dijo el hombre.

—No creo que al él le importe lo que diga o pueda decir un programa de televisión— sonó más molesta de lo que pensó. Aún así no agachó la cabeza ante el representante.

—¿Y sus fans? ¿Crees que su opinión no le importe? Si él lo sabe renunciara a la banda y junto con ello abandonara no solo a sus fans sino que a sus sueños también— las lágrimas que intento contener terminaron por abandonarlas y un sollozo escapó de sus labios.

La culpa había comenzado a gobernarla, se sintió muy egoísta por hacerle eso a Erick. Por supuesto que ella no quería que el renuncie a sus sueños, pero era inevitable si sabía de la existencia de una hija. Negó rápidamente con la cabeza, el debía saber la verdad y aunque el miedo la carcomía de solo pensar en el odio que podía llegar a tener Erick si esperaba mucho más tiempo para decirle, la verdad era su unica opción.

—Yo… lo siento pero no puedo negarle ésta verdad, él merece saber sobre su hija le guste o no señor Francis- volvió a sentarse en el sofá y mantuvo su mirada fija en el rostro de su pequeña.

Sintió los pasos de Renato alejarse y nuevas lágrimas volvieron a surgir.

—Es por tu bien pequeña, lo haré todo por ti— susurra a Sammie mientras le da varios besos por su rostro y en sus manitos.

Inhala y exhala para tranquilizar su llanto mientas que con el borde de su suéter limpiaba los restos de lágrimas.

Él debe saber...

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora