Capítulo 31: Inseguridad

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Tres años después...

Asiento hacia la doctora, quien me da un par de consejos y una receta para mi pequeña bebé. Sé que ya tenía dos años recién cumplidos, pero para mi seguía siendo esa pequeña de nueve meses que cargaba en mis brazos.

Sammie tiene una cara de disgusto y se que es por el dolor que aún tiene en su pequeño estómago.

Acaricio levemente, intentando calmarla pero nada logra que ella deje de sollozar.

Había pensado muchos nombres para ella, pero en cuanto la sostuve en mis brazos el nombre Sammie salió por mis labios, haciendo confundir a mi madre quien sabía que yo ya había optado por el nombre Sunny.

Por que si, esa pequeña era el sol de mis días, su risa era una suave melodía y su mirada, la cual era de un celeste algo oscuro, me hacía recordar al cielo.

Sammie tenía los ojos de su padre.

Observo una vez más a la doctora y con mi mano libre tomo el papel donde me ha anotado una lista de cuidados para la niña.

Muchas gracias doctora, seguiré al pie de la letra todo lo que me ha dicho   sonrío cortes.

Claro, cuida muy bien de esta bella niña   dice acariciando la mejilla de mi hija.

Adiós, gracias por todo doctora   me despido de ella y me doy la vuelta. Aún Álex me esperaba en el auto, así que debía ir rápido antes de que comience a fastidiarse, aunque desde que vio a mi hija, su corazón parecía haberse despertado de una duradera helada.

El bolso donde llevo las pertenencias de Sammie se me cae a mitad del pasillo, en un intento de alcanzarlo me abstengo de soltar una palabrota por la frustración. Pero unas manos sostienen el bolso, entregándomelo.

Señorita, aquí tiene   una enfermera sonríe mientras me ayuda con el bolso.

Oh... fui muy torpe, muchas gracias...   me detengo esperando que se presente.

Soy Andrea, mucho gusto señorita Leenards   la observo algo confundida, sin saber cómo sabía mi apellido. -Es nuestra princesa, como no podría reconocerla- dice riendo al final. Asiento hacia ella con una sonrisa de disculpa.

Claro si... yo... muchas gracias Andrea   me despido de ella con una sonrisa cortes, dirigiéndome a la salida.

Un chico pasa por mi lado, muy concentrado en su celular. Me sorprendo al reconocer al pelinegro que se dirige hacia la enfermera que hace unos minutos me ayudó. Erick le da un pequeño beso en los labios, y ella lo empuja levemente avergonzada. Mi mandíbula se tensa y siendo mis ojos llenarse de lágrimas.

*¿Con que derecho estas en ese estado?* Mi conciencia me reprocha y no puedo evitar enfadarme con ella.

"Con el derecho de ser la madre de su hija, ¿No crees?" Prácticamente estaba actuando como una tonta, reprochandome cosas a mi misma. Suspiré y di la vuelta una vez más, dirigiéndome ahora si hacia Álex.

¿Como esta Sammie? dice arrebatandomela de los brazos, y la tensión aumenta.

Mil veces he dicho que no me la quites así, no quiero que la toques   digo enfadada.

Es mi hija y puedo actuar como yo quiera  dice dándole un beso en la coronilla de su cabeza, abre la puerta de atrás del auto y deja a la niña en su asiento protegiéndola con los cinturones.

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora