Capítulo 22: El final

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Siento una vez más que mi cuerpo pesa como si tuviera miles de ladrillos encima, que los colocaron solo para que me hundiera aún más profundo.

La puerta se abre, así que intento parecer normal aunque todo mi cuerpo duela, aunque mi mente este por estallar.

—Erick— digo fingiendo una sonrisa.

—Que bueno que despiertas, tengo un regalo para ti. No aguantaba las ganas de poder obsequiarte algo— su voz suena tan feliz que me destruye por dentro saber que no volverá a sonar nunca más así, por mi culpa.

—No era necesario, ¿sabes?— digo sintiendo mi garganta arder.

—Esto no es nada a comparación de todo lo que te debo por el tiempo perdido, pero quería comenzar con algo sencillo — puedo ver como del bolsillo de su chaqueta saca una pequeña caja violeta. Toma mi mano y coloca la cajita en ella.

Mis manos tiemblan, pero la abro aún con los dedos temblorosos. Tapo mi boca sorprendida ¡Esto es más que sencillo, es precioso!

—Erick, esto es... wow ni siquiera tengo palabras para describirlo. ¡Me encanta! ¿Puedes ponermelo?— digo tomando el collar de infinito en mis manos. Él desarma el infinito a la mitad y rodea mi cuello con la cadenita.

—¡Lo amo!— digo sosteniendolo con mi mano.

—Este infinito nos representa de alguna forma. Tú y yo solo podremos separar las partes o unirlas, solo nosotros. Nadie más podría interferir en nuestro amor, a pesar de la distancia el amor que nos tenemos es infinito— sus palabras realmente me hacen llorar. Siento mis lágrimas deslizarse como una cascada por mis mejillas.

Lo abrazo entre tanto cablerío que me mantiene despierta y nos mantenemos así por un momento, hasta que recuerdo las palabras de Álex y me separo de él. Le doy un suave beso en los labios, y limpio las lágrimas que expulse.

—Ya no volverás a llorar princesa, lo prometo— acaricia levemente mi mejilla, haciéndome titubear con su toque.

—Lo lamento Erick— digo volviendo a expulsar más lágrimas. Tomo el collar en mis manos y separo ambas partes.

—Realmente no sabes cuánto te amo— el observa fijo mis movimientos, puedo notar confusión en su rostro y me gustaría poder aclarar cada una de sus dudas.

—¿Que haces Bella? La verdad que no te comprendo— su voz se quiebra.

—No hay nada que comprender, tú y yo no podemos estar juntos— desvío la mirada, para intentar ignorar la suya y como va dejando su brillo de a poco.

—¿Por qué me dices esto? Tú me amas y yo a ti— por su voz puedo notar que está sollozando.

—Me casaré mañana— digo, rompiendo la burbuja de tensión que había creado. Pero provoque algo peor.

—¿Después de todo lo que paso aún así te casarás con ese idiota?— exclama indignado.

—¿Qué opción tengo?— digo ahora mirándolo a los ojos. Él me observa, su mirada demuestra que tan herido se siente por mis palabras.

—Este no es el final para nosotros, lo juro Bella, voy a recuperarte— toma la cajita en sus manos con el collar dentro y se retira de la habitación.

Y ahí es cuando puedo romper en llanto, en cuanto lo ví por última vez. Esa fue mi última vez frente a él, frente al amor de mi vida. Porque muchos pensaran que a los dieciséis años eres muy pequeño para amar, pero también dicen que no hay edad para el amor así que eso es lo que yo siempre he pensado.

Erick estaba en mi camino, él es la persona la cual elegiría una y mil veces para compartir toda mi vida, aunque "toda" pueda significar solo un año, un mes, hasta incluso un día. Y ese día era el más feliz de mi vida a pesar de dejarlo ir, porque me di cuenta que lo ame, lo amo y lo amare toda mi vida.

Sam entra a la habitación, al notar mi estado emocional corre hacia mí para abrazarme. Dejo que mis lágrimas sigan liberandose, agradecía mucho que ella esté aquí para mí. Es la única persona que siempre ha estado para mí incluso en los momentos más difíciles ¡Viajo a Estados Unidos por mi! Incluso aún que ello le trajo problemas con sus padres se arriesgo porque realmente me ama, como yo a ella. Ella era como una hermana para mí.

—Lo siento, soy demasiado sensible—digo en un suspiro, intentando calmar mi llanto.

—¡No seas tonta! No debes disculparte por nada, para eso están las amigas. Te escucharé en cuanto quieras hablar o simplemente te abrazare cuando no puedas hacerlo— dice tomando mis manos con las suyas, dándole un apretón ligero.

—Lo se y por eso te amo— digo intentando sonreir para ella.

—¿Y bien? ¿Qué sucedió para que estés así?— acaricia mi cabello aún sin soltar mi mano.

—Rompí con Erick, o más bien... le quite las esperanzas que tenía hacia nuestra relación— no sé como en este momento puedo lograr formular alguna frase que contenga el nombre 'Erick' en ella.

—Ooh pequeña... ¿por qué hiciste eso? ¿hay algo que no me estés diciendo?— interroga. Me conocía lo suficientemente bien como para saber que algo estaba ocultando.

—Alex estuvo aqui— digo sin titubear.
Ella me mira con sorpresa.

—Pero... ¿que hacía ese idiota aquí?— pregunta indignada.

—Me amenazó una vez más con mi madre, Sam— confieso asustada.

—Debiste correrlo a patadas— dice cruzándose de brazos.

—¿Que se supone que iba a hacer? El miedo me paralizó por completo—

—¡Agh!— grita exasperada. —Ese idiota ya no sabe que más hacer para fastidiarte la existencia ¿Acaso lo de tu suicidio no le sirvió de nada?— al escuchar eso me renuevo incómoda.

—Lo siento, soy una tonta— dice apenada en cuanto nota mi incomodidad.

—¡No te preocupes! Supongo que tienes razón— resople.

*—Este no es el final para nosotros, lo juro Bella, voy a recuperarte—* repito sus palabras en mi mente y me recuesto. Unas pequeñas lágrimas se deslizan por mi nariz hasta mi mejilla.

No paso ni una hora que ya lo extraño.

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora