Capítulo 25: Recuerdos

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Me levanto de la camilla, comienzo a buscar la ropa que se encuentra esparcida por mí alrededor. Comienzo a vestirme entre sollozos y una agitada respiración.

Yo se lo pedí, entonces ¿por que dolía tanto? En tan solo pensar como él debe sentirse empeora mi estado, dejándome a la deriva entre estas cuatro paredes.

Me recuesto, esperando que las horas pasen lo más rápido posible y volver a mi 'hogar' aunque eso solo signifique una cosa; tendré que casarme con Alex.

***

Ya habían pasado exactamente dos semanas desde que salí de aquel hospital; dos semanas donde fui suya por primera vez.

Los recuerdos aún pesaban, pero al verme al espejo con un hermoso vestido blanco, los recuerdos se iban para que el presente me atormente en una realidad en la que no quiero estar.

Un sentimiento de angustia me invade, mi garganta comienza a arder y mi estómago ruge. Corro hacia el baño y un líquido se desprende de mi boca para caer en el inodoro. Me lavo rápidamente la boca, intentando quitar el amargo sabor que quedó en mi boca. ¿Acaso enferme? ¿Serán los nervios? Inhalo y exhalo, esperando encontrar algo de paz en mi estómago que no deja de doler.

Vuelvo a mi habitación y mi madre entra, con una falsa sonrisa plasmada en su rostro. Le sonrío, para que no se preocupe. No quiero que sepa que hace menos de un minuto expulse todo el desayuno por el inodoro.

—Hija, se que esto parece algo obvio pero... ¿como te sientes?— suena tranquila, pero se que solo pone demasiado esfuerzo en no decirme que cancele esta boda.

—Yo... quisiera decirte que estoy bien, pero nada a mejorado— me sincero.

Sus labios despiden un suspiro.

—¿Estuviste llorando hija?— dice mientras acariciaba mi mejilla, al parecer limpiando una lágrima que no había notado.

—No... yo, solo bostece madre, debe ser por eso que ni la note— afirme.

—De acuerdo, pero si te sientes mal sabes que podemos hablar sobre ello. No tienes que hacer esto realmente— vuelve a sonreír, dándome el aliento que yo necesitaba. Pero aún así, la verdad cae sobre mi como una roca de culpa; no quiero arruinar la reputación de mi madre, jamás permitiría eso.

—Lo se mama, pero esto es lo que he decidido. Creo que, en un futuro, las cosas con Alex podrán mejorar— intento darme ánimos, pero se que él jamás cambiaría su forma de ser.

—Esperemos que así sea. Bueno; ahora hablemos del vestido, te queda precioso Bella— al escuchar mi nombre 'falso', no puedo disimular mi mala cara.

—Si... lo es— bacilé en mi propia afirmación.

—Pronto vendrá la maquilladora, te dejará más bonita aun— sonríe dándome ánimos. Sonrío de igual forma para no preocuparla aún más, observo mi reflejo en el espejo, las ojeras que costarían mucho maquillar hacen notar cuántos días he parecido de insomnio y llorando por él.

La puerta se abre, mostrando a Sam y a la que suponía, la maquillista.

—Miren a quien tenemos aquí, la novia más linda— su voz irradia la felicidad que en su rostro cuesta demostrar. Ella odiaba a Alex.

—Claro, y tu la madrina mas bonita— digo fingiendo entusiasmo. La empleada no debería saber que esto solo era forzado.

—Bueno yo debo irme a cambiar para la boda de mi primogénita, luego nos veremos en la iglesia— dice mi madre para luego besar ambos lados de mis mejillas y las de Sammie.

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora