Capitulo 38: "Nosotros"

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Al día siguiente, Isabella despertó ya con lágrimas en sus ojos al notar la piel helada de su padre. No tardó mucho en llamar a su madre para que pudiesen hacer algo por él, pero la enfermedad que Guillermo había ocultado ya lo había consumido por completo, provocándole así su muerte.

Al pasar varias horas, ya se encontraba frente a su padre despidiendose y aferrándose en los brazos de su madre para evitar caer. Sam estaba en brazos de Alex, y en cuanto Isabella noto esto se la quito de los brazos, dirigiéndose al auto que la esperaba para ir a su casa. Aún seguia llorando, dentro del auto, pero su hija comenzó a chistar y comenzó a llorar al ver a su madre en ese estado.

—Lo siento pequeña, no quiero que estés triste— dice dando un suspiro para tranquilizar su respiración. No podía creer que ayer por la noche estaba hablando con su padre de lo que debía hacer, lo que era correcto para su hija; ahora se encontraba intentando no llorar frente a su hija por la perdida de la persona que considera un padre para ella.

—Hablare con Erick, lo prometo mi vida— da leve caricias en sus mejillas, observando su belleza y su inocencia da otro suspiro.

Intenta buscar la forma de poder comunicarse con Erick, pero recordó que su contacto había sido borrado por Alex años atrás y quiso ir a golpear a su esposo. No podía reaccionar así, primero debía dar el enunciado al país de que ella no seria la que heredaba el trono, si no que leería el testamento que su padre había hecho donde específica que no era su hija de sangre y que el país debería ser un país democrático luego de su muerte. No sería fácil, pero por lo menos había podido quitarse la carga de dirigir un país con solo veintiún años.

Una vez más busca una forma para poder encontrarse con él para decirle toda la verdad lo antes posible, pues ya había perdido casi tres años de su vida sin poder contarle.

Instagram

La lampara inexistente sobre su cabeza se enciende, tomando su celular comienza a buscar en la red social la cuenta oficial de la banda para ver en qué país harían su concierto próximo.

Al estar con su celular, comienza a marcar el número de su asistente.

—Hola Jay, necesito que consigas 2 pasajes para volar a Miami, es urgente

—Claro señorita Leenards, enseguida llamaré a la aerolínea.

No había tiempo que perder y lo sabía.

Al llegar al castillo, agradece que haya bastante gente fuera de él, así podría comunicar lo sucedido con su padre.

—Hola a todos... yo quería leerles algo. Cómo saben, yo soy la hija del rey y a pesar de todas las discordias que poseíamos, lo amaba con todo mi corazón. Yo... acabo de venir de su despedí, quería agradecerles a todos por venir aquí para dejar su cariño hacia el. Sin más... Leeré su testamento para que puedan comprender por qué es que estoy aquí.— al terminar de decir eso, toma el testamento que sostiene su asistente y comienza a leerlo.

Las personas no pueden contener su sorpresa, expresando libremente sus dudas comienzan a preguntarle a Isabella porque no dijeron antes que ella no era su hija de sangre. Ella contesto cada pregunta, y a pesar de que las personas no estaban muy convencidas por cambiar el reinado por una presidencia, luego de pensarlo comenzaron a decir que no estaba mal la idea de elegir a su presidente.

Isabella suspira aliviada ante la respuesta del pueblo, y aunque sabía que sería difícil para el país hacer una elección, estaba feliz por que por fin era libre del cargo de reina y su pueblo podría elegir por si mismo. No seria fácil, pero harían el intento y esperaba que no todo termine en un caos como sucede en su vida personal.

***

Habían pasado exactamente ocho horas esperando por estar en el lugar correcto pero no sabía si era el momento indicado.

Isabella se encontraba afuera de un estadio, con su hija en brazos y una maleta a su costado. Los chicos de CNCO no tardarían en llegar al lugar por lo cual lo podría ver entrar, para horas después dar su esperado concierto.

Ese momento había llegado, una camioneta combi se había estacionado en la parte trasera del estadio, y mientras los chicos esperaban para que la puerta se abriera, Isabella aprovecho ese momento para acercarse y comenzar a golpear la ventanilla del móvil blanco.

—Disculpe señorita, ¿Que cree que hace?— un hombre que le pasaba de altura notablemente que vestía con un trabajo elegante y negro, la miro con una cara de muy pocos amigos.

—Yo… necesito hablar con Erick, es muy importante— no sabía en qué momento los nervios la habían consumido por completo, pero ahí se encontraba frente a ese guardia esperando ser atendida por el famoso, con los dedos temblorosos sujetando a su bebé.

—Lo siento, debe retirarse de este sector o tendré que sacarla a la fuerza—el guardia no parecía muy paciente, por lo que al notar que el pelinegro estaba presente, aclaro su garganta y escucho atento a la voz de su jefe.

—Esta bien Rick, la conozco— en cuanto Isabella escucho la voz de Erick, una ola de alivio se aproximó, pero no duró mucho hasta que su nervios lograron volver haciendo que sus ojos comiencen a cristalizarse por la presencia del padre de su hija.

—Erick... Lamento molestar pero yo… es importante, debemos hablar— su voz no sonaba tan clara, pero quería soltar todo de una vez y afrontar su realidad.

—Entra— dice dejándole un espacio entre la puerta y él para que pueda pasar.

—Gra-gracias— dice al borde del colapso una vez que su brazo rozo con el de él. Su maleta fue puesta en la parte trasera del móvil junto con las pertenencias de los chicos de la banda por el guarda gruñón y la camioneta comenzó a adentrarse al supuesto garage del estadio.

—No creo que podamos hablar en este momento— susurra él en su oido, sin darse cuenta del gran efecto que había provocado en el cuerpo de Isabella.

Los demás chicos fingen estar fundidos en su propio mundo prestando atención a sus celulares, pero la curiosidad fue mayor al ver a la rubia con una bebé en brazos. La mayoría allí dentro pudo suponer lo que sucedida; menos el pelinegro, quien solo intentaba buscar miles de escusas en su cabeza para no ilusionarse con Bella y creer en que existía una reconciliación por parte de ella.

No, no habría otro nosotros entre ellos pero se rehusaban a aceptarlo aún sin poder a intentarlo una vez más.

♦♦♦

Tarde mil años en subir, pido disculpas por eso. Mis semanas cada vez se vuelven más pesadas y apenas puedo respirar (okno) pero enserio el colegio te consume. Espero les guste el capítulo! Gracias por leer :)

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora