— ¡Bella despertaste! Nos tenías a todos preocupados — la voz de Emma irrumpe mis pensamientos. Miro alarmada a mi madre, ella me había asustado realmente.
— ¿Que sucedió? — digo algo desorientada. Su cara apenada llama mi atención, porque sé que algo malo dirá. El sueño vuelve a mis pensamientos.
Sammie... ¿Por que te fuiste?
Instantáneamente mis ojos se cristalizan ante mis pensamientos, siento que caigo a lo más profundo del mar y el aire parece tan lejano.
—¿To-todo fue... real? ¿Cierto? — digo con la voz cortada.
—Me encantaría decirte que todo ha sido una pesadilla, pero... todo paso, fue tan rápido que también yo creo que ha sido un sueño— se acerca lentamente, deposita un beso en mi frente y acaricia mi cabello. Me levante de la cama abrumtame, esto me hace tambalear y siento mi cuerpo de gelatina.
—¿Por que estoy aquí?— pregunté mientras intento sentarme, frotando mi frente esperando que el dolor de cabeza repentinamente se aleje.
—Te desmayaste, luego de haber discutido con Álex. El doctor te hizo un par de estudios, pero no han encontrado nada malo. Ellos creen que tú desmayo repentino se debe al estrés que has pasado y las malas noticias— al escuchar que no tenía algo malo en mi cuerpo siento un alivio recorrer mi cuerpo, pero a la vez algo de ¿decepción? pero... ¿por qué?
—Quiero verla— su ceño y expresión facial me indican que no sabe de que o quien hablaba. - Sam... quiero despedirme de ella - confesé.
Ella luce algo triste ahora, se que ella quería mucho a Sam porque prácticamente vivíamos las dos juntas. Decir que para ella era solo importante sería mentir, porque mi madre incluso la sentía como parte de la familia. Sam era la hija que mis padres hubieran querido tener, era tan educada y fiel a su país, que ella hubiera sido perfecta para ser una reina; yo era todo lo opuesto, la hija rebelde que prefiere seguir sueños tontos a cumplir con sus obligaciones.
—Hoy no podrá ser, están...— aclara su garganta, sus ojos cristalizándose me indican que lo que dirá a continuación no es muy de su agrado. — Están preparándola para el velatorio, sus padres quieren terminar con esto de una vez. No pueden soportar más este sentimiento de desolación, creen que apurando los trámites se les hará menos difícil sobrellevarlo— el tropiezo en sus palabras denotan el nerviosismo. La abrazo, sintiendo que estoy abrazando a mi hermana en este momento. Ella acepta mi abrazo con la misma euforia que yo, ambas estamos llorando una vez más.
—¿Por que madre? ¿Por que a ella? Tenía mucho por vivir, un montón de cosas para conocer, tener una familia quizás... de hecho soñé con ella, cargaba a una bebé en sus brazos, estoy segura que sería una madre excelente— digo entre sollozos, sin separarme del abrazo.
—Lo se princesa, se que es demasiado injusto. Pero tienes que pensar que ella está en un mejor lugar ahora, nada podrá herirla, de hecho el doctor me dijo que ella no sintió dolor, eso significa que ella realmente era una buena persona, una demasiada buena como para continuar en este mundo— sus palabras de alguna manera me reconfortan. Me separo lentamente del abrazo, limpiando mis lágrimas.
—¿Cuando será el velatorio precisamente?—
—Será mañana por la mañana—
—¿Ya puedo irme?— sueno ansiosa. Mientras más rápido salga de este cuarto sera aún mejor, estar aquí me recuerda a todo lo sucedido hace unas semanas.
—Se que quieres irte lo antes posible, pero necesitamos la aprobación del doctor aún— dice haciendo una mueca. Asiento levemente, suspiro y me quedo mirando hacia la puerta, deseando que entrara el bendito doctor. Algo en la parte del costado de la puerta llama demasiado mi atención. Una pequeña cajita se encuentra en el suelo y me levanto rápido hasta llegar a esta. ¿Sería posible? Él... ¿estuvo aquí?
La abro lentamente, encontrándome con la cadena con el infinito. Esta yace abierta, indicando así nuestra lejanía. Las ganas de llorar vuelven repentinamente, haciendo que mis recuerdos vuelvan, miles de ellos logran atormentarme.
*— Erick, esto es... wow ni siquiera tengo palabras para describirlo. ¡Me encanta! ¿Puedes ponermelo?— — ¡Lo amo!
—Este infinito nos representa de alguna forma. Tú y yo solo podremos separar las partes o unirlas, solo nosotros. Nadie más podría interferir en nuestro amor, a pesar de la distancia el amor que nos tenemos es infinito.—*
—¿Que es eso Isabella?— mi madre, quien no comprende porque solloce ante esta cajita, se acerca y la mira detenidamente.
—No-no... no es nada— escondo la cadena antes que la pueda ver. Ella apenas sabía algo de lo sucedido con Erick, no quería que sepa todo lo que realmente paso porque sabía que se sentiría culpable de alguna manera.
Debo quitármelo de la cabeza de una vez y seguir mi vida, afrontando las cosas por mi cuenta.—¿El doctor tardará mucho?— digo aclarando mi garganta, tratando de desviar el tema de la misteriosa cajita.
—No creo que mucho, pero iré a buscarlo así podremos ir a casa. Necesitas tomar una ducha, cambiarte de ropa y comer algo ¿De acuerdo?— asentí hacia ella, viendo el vestido que era blanco ahora algo sucio por todo lo sucedido.
La veo alejarse y aprovecho para mirar una vez más el infinito separado.
Si supieras cuanto te amo y te extraño...
Luego de pensarlo por un momento, coloco la cadena por mi cuello y uni ambas partes, tratando así de darme algo de fuerzas, pero no me podía engañar de tal forma. El y yo no volveremos a estar juntos.
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El secreto de Bella | Erick Brian Colon
FanfictionIntenté escapar de mi realidad como princesa, pero para conseguir que no me reconozcan tuve que usar un disfraz, tuve que fingir ser una chica normal... Ahora escondía un secreto: Mi identidad. 2° lugar en Fan-Fic en los Premios Emmys 2017 Portada h...