Capítulo 37: Una promesa

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Narra Bella:

Aún estoy algo conmocionada por todo lo sucedido hoy, así que en cuanto veo que mi hija que se ha dormido, me dirijo hacia mi cama y revisando mi celular puedo ver que ya son las diez de la noche.

Unos golpesitos en la puerta me hacen abrir los ojos de golpe. Esperando que no sea quien creo que es, le doy el paso a esa persona.

-Hija, yo no quería molestarte pero
... Isa tu padre está mal, y él quería hablar contigo.- al escuchar eso de mi madre, me levanto enseguida y me dirijo a su lado.

-¿Que le sucede a Guillermo, madre?- pregunte exaltada. Ella acaricia levemente mi mejilla y sonríe de lado, intentando tranquilizarme.

-El... esta algo enfermo. Me pidió que te llamara porque quería hablar de algo importante- dice ahora tomando mis manos. Ambas vamos hacia la habitación principal, donde yace la persona que considere padre por mucho tiempo.

Siento un fuerte dolor en el pecho antes de entrar, sentía que la culpa me estaba consumiendo lentamente al darme cuenta que entre tantos problemas que tenía por mis malas decisiones, mi padre yacía en una cama a la deriva.

Una vez que estamos frente su habitación, inhalo bastante fuerte y exhalo a la par.

-A-adelante- su voz es apenas audible así que entre en cuanto me concede el paso.

-Se cuidadosa con tus palabras, pequeña. Esta muy sensible- mi madre susurra por lo bajo, así que asenti hacia ella y comencé a entrar a la habitación. Verlo acostado junto con unos aparatos a su lado, hacen que mi corazón vaya rompiendose de a poco. Me siento a su lado, tome su mano y le di un ligero apretón.

-¿Querías verme, padre?- murmure para no asustarle. Sus ojos se abren al oír mi voz y sonríe de lado. Su cara está demasiado pálida y eso me asusta.

-Si... me a-alegra mucho- sus palabras salen en sílabas por la falta de oxigenación.

-No te esfuerces ¿si? Podemos hablar cuando te sientas mejor- intento sonar lo más calmada posible, aunque el nudo que tengo en la garganta no me facilitaba las cosas.

-Es ur-urgente- luego de decir eso lentamente, su voz es interrumpida por una ligera tos. -Yo... quiero que sepas lo que paso realmente, el porque de mis actos en el pasado- su voz se oye algo rasposa, aumentando mi preocupación. Aún sostengo su mano y doy un pequeño suspiro.

-No es necesario que hablemos de esto, porque no mejor descansas y hablamos luego- le propongo aún con una sonrisa forzada.

-No... no hay tiempo... Hace más de veinte años descubrí que yo... yo no podía concebir ningún hijo- frunci el ceño sin entender en que terminaría está charla. -Tuve que pedirle a uno de mis empleados que buscara a otra mujer para mí, porque me rehusaba a creer que yo tenía un problema, entonces encontro a Emma. A la preciosa Emma Hoover, demasiado linda y dulce para ser real. Yo me enamore de ella y en cuanto mmm bueno sabes qué pasó luego... Ella tampoco quedó embarazada, eso me rompió el corazón. Hasta que luego de unos meses de intentar, ella había quedado embarazada ¿Sabes cuan feliz me puse ante tal noticia? Incluso llore, por mucho tiempo, mientras la abrazaba y le agradecía por hacerme ver como un hombre frente a ella. - sus ojos inevitablemente se cristalizan ante los recuerdos, no puedo evitar sentirme en el mismo estado, así que lo abrazo mientras le susurró que le quiero mucho.

-Ella... luego de que ya tuvieras dos meses en su estómago la encontré llorando en la habitación. Creí que era porque aún estaba impactada tanto como yo... Pero me dijo algo que no creí e incluso creí que la odiaba en ese momento- las lágrimas contenidas, se deslizan por sus arrugados ojos, deteniéndose en su mentón.

-Realmente no tenemos que hablar de esto, tu eres mi padre y te amo- digo limpiando sus lágrimas, incapaz de detener las mías.

-Ella me contó la verdad, de que ese hijo no era mío y que había ido tras alguien más solo para que mi orgullo no descienda. Entonces, el tiempo fue pasando y yo la ignoraba por completo porque me sentía dolido, traicionado... pero luego de varios meses, te concibió a ti. Nació una preciosa niña, con cabellos dorados y ojos tan brillantes y verdosos... No pude evitar quererte en ese instante... lamento no haber cuidado de ti, lamento dejarte creer que no te quería y que sólo para mí eras una princesa que debía seguir sus obligaciones.- explica todo pausadamente, sus palabras hacen latir mi corazón más de lo normal.

-Deje en mi testamento muy claro que el país de ahora en más será un país democrático; cada uno podrá elegir quien gobernará el país. Tu... no eres mi hija de sangre y no tienes porque asumir un cargo que... realmente no te pertenece- una vez más siento que la confusión me invade.

-Pe-pero y... ¿Que pasara con Alex?- digo recordando los grandes deseos de mi esposo de ser el próximo rey.

-Deberías terminar con ese matrimonio. Fui un estúpido al obligarte a casar con alguien que no amas, lamento haber arruinado tu vida de tal forma. - intento reprochar algo, pero él me detiene. -Sam merece estar junto a su padre... su verdadero padre-

-¿Co-como lo supiste?- digo algo incómoda por el hecho de que mi 'padre' sabe que Sammie no es hija de Alex.

-Yo... escuché la conversación que tuviste con Alex, inmediatamente le pregunte a tu madre y ella tampoco sabía nada. - su voz parece sonar reprendedora y mis mejillas toman algo de color. - Estás a tiempo de decir la verdad... ese chico merece saber que Sam es su hija ¿No crees?- dice ahora el tomando mis manos.

-Si... pero es tan complicado- digo en un suspiro, mientras desvío la mirada hacia la mesa pequeña a un costado de la cama.

-¿Que sentiste al saber que yo no era tu padre?- su pregunta me toma por sorpresa, aún cuando yo ya me lo había planteado muchas veces.

-La odie... odie a Emma- confesé aun disgustada.

-¿Tú quieres que algún día tu hija pueda a llegar a tener esos sentimientos hacia ti?- ante su pregunta, yo niego rápidamente.

-Yo... se a lo que te refieres. Prometo hablar con Erick... bueno, el padre de Sam- digo recordando que él no sabe mucho acerca de mi chico de ojos verdes.

-Espero cumplas tu promesa, te amo tanto... a pesar de todo, tu siempre será una hija para mi- sus palabras salen en susurros algo inaudibles.

-Tambien te amo, papá- dije volviendo a deslizar más lágrimas. Sin darme cuenta, me quedé dormida sobre su pecho, aún sosteniendo su mano.

***

No soy muy buena con las notas, de hecho casi apenas digo algo. Realmente, quiero que sepan que este cap es algo que yo tenía pensado escribir hace mucho tiempo. Quería que Isabella se despida de su padre, como antes a mi me hubiese gustado hacerlo con él mio. Así que ella pudo hacerlo, pudo darle un abrazo y decirle lo mucho que lo quería antes que él se fuera. Lo siento, estoy algo sentimental (._.) espero les haya gustado el capítulo💕 se acerca el final :o

El secreto de Bella | Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora