Aome e Inuyasha volvían a su casa cerca de las once de la noche, decidieron no pasar por Akane ya que era tarde y ella ya estaría dormida. Los padres de Aome se pusieron felices al saber que su nieta pasaría allí la noche.
Inuyasha miro de reojo a Aome, mientras conducía. Hacia un par de días que habían obtenido un auto, no era último modelo o muy lujoso. Pero lo encontraron en un precio accesible y fácil de pagar.
—¿Pasa algo? —se atrevió a preguntar.
—No —respondió ella muy seria. Inuyasha siguió conduciendo hasta llegar a su casa.
Una vez que estaciono el auto, vio que Aome estaba por abrir la puerta para salir corriendo. Pero él alcanzo a tomarla de la mano y evitar que bajara.
—¿Qué te pasa? —ella estaba viendo hacia la ventana.
—¿Aún te importa Kikyo? —pregunto en tono triste. Pues lo había notado demasiado preocupado por la pelinegra cuando estaban en el hospital.
—Claro que sí —respondió Inuyasha con simpleza. Pero al parecer ella lo tomó mal ya que se soltó de su agarre y bajo del auto.
Inuyasha la siguió, se aseguro de cerrar las puertas del vehículo con seguro y la alcanzo cuando ella abrió la puerta y entro a la casa.
—Suéltame —susurró cuando él la tomó del brazo.
—¿Por qué te pones así?
—¿Cómo quieres que me ponga? —lo miro con coraje—. Me acabas de decir que Kikyo sigue siendo importante para ti —sus ojos se cristalizaron y él frunció el ceño.
—¿Estás celosa? —se burlo y ella le dio una bofetada.
—Todavía tienes el cinismo de burlarte —dijo con mucha molestia e Inuyasha no pudo evitar reírse.
—No tienes porque ponerte celosa —la tomó de la cintura y la apego a la pared—. Kikyo será siempre importante para mi, pero no de la manera en la que estas pensando —dijo en voz suave acercándose a sus labios—, digamos que es como mi hermana mayor.
Aunque estuvo enamorado de Kikyo por años, no quería decir que tenía ese mismo sentimiento ahora, pues luego de estar con Aome entendía que, lo que realmente sentía por la pelinegra era un cariño de hermana que él malinterpreto ya que ella se mostraba amable con él.
—N-no te creo —balbuceo.
—Dame una buena razón para no creerme.
—Pues... —apretó los labios, no tenía una buena razón. Inuyasha nunca le había dado motivos para estar celosa, ni cuando empezaron su relación. Ya que cuando eso paso, Inuyasha se alejó de Kikyo.
—¿Ves? —acaricio su mejilla—. No tienes porque estar celosa —se acercó más a sus labios—. Ya que tú eres la única —susurró meloso para después darle un tierno beso.
Ella paso sus manos alrededor del cuello de Inuyasha para abrazarlo con fuerza y profundizar el beso. Él bajo lentamente sus manos por sus muslos. Dejo de besarla y la tomó en brazos para llevársela a su habitación.
—¿Q-qué haces? —pregunto nerviosa al ver que él la cargaba con tanta sutiliza.
—Te demostrare que eres la única —dijo con voz ronca y ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo—. Aparte de Akane —sonrió y ella por igual.
Al llegar a la habitación, cerró la puerta y la llevo directo a la cama. Ambos se miraron con deseo, con Akane siempre presente, eran pocas las veces en las que podían estar juntos ya que tenían que dejar la puerta de la recámara porque la niña se iba en la madrugada a dormir con ellos. Así que cuando llegaban a hacerlo era rápido y en el baño.
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Secret Love #RedQueenAwards
FanfictionEl amor no conoce de clase sociales, a veces simplemente se da y por más que quieras evitarlo eso no cambiará. Por mas que intentes alejarte de él/ella, no puedes. ¿Serán capaces de vencer los obstáculos para estar juntos? #5 SesshxRin 02/10/18 #3...