Capitulo 16 *El inicio del fin*

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Sesshomaru se movió un poco y tenso la mandíbula, pues había olvidado salir de Rin después de su encuentro pasional. Miro a Rin, la cual tenía las mejillas sonrojadas al darse cuenta de la situación.

—B-buenos días —balbuceo al verlo a los ojos.

—Hola —susurró seductor, había despertado con una agradable vista. Pues se había dormido sobre ella, con la cabeza entre los pechos de Rin.

Se movió un poco, pero hacia adelante.

—¡Ah! —salió de los labios de Rin y él sonrió con malicia.

—No te muevas —susurró al acercarse a su boca para darle un tierno beso. Salió de ella lentamente y se quito el preservativo, luego se colocó otro y volvió a hacerla suya.

Tenían que aprovechar ese día, pues él entraba a trabajar al siguiente día al igual que ella entraba a la universidad.

 Después de terminar, se encontraban en silencio, solo se escuchaban sus respiraciones agitadas, sus cuerpos cubiertos en sudor. 

Ella acariciaba suavemente el cabello del peliplata, mientras que él, daba leves besos en los pechos de Rin. 

—¿Qué tienes que decirme respecto a mi madre? —pregunto él, sin moverse de su lugar, se sentía bien al estar entre los brazos de la castaña.

—Creí que lo habías olvidado —dijo con una sonrisa, también le agradaba que Sesshomaru estuviese así sobre ella. 

—Casi lo olvidaba —confesó al levantar un poco la mirada.

Rin suspiró y le sonrió, tenía que decirle, sólo esperaba que Irasue no se molestara, aunque dudaba que Sesshomaru contara algo de lo que ella le decía.

—Como sabrás tu madre es dueña de una cadena de hoteles muy importante —él asintió lentamente, la miraba fijamente—. Su esposo, el señor Akago, tiene una cadena de restaurantes —resopló, la mirada del peliplata la ponía nerviosa—. Hakudoshi les ha dejado en claro que no se hará cargo de ningún negocio, así que ellos creen que tú puedes hacerte cargo de ambos negocios.

—¿Soy plato de segunda mesa? —pregunto casi molesto, con el ceño fruncido. 

—No—negó de inmediato—. Ellos ya tenían tomada esa decisión desde antes que Hakudoshi les dijera que no se haría cargo —acaricio su mejilla—. A él de dejaran su parte en una cuenta bancaria la cual se le dará una vez que cumpla los veintiún años, que es un par de meses.

Sesshomaru escuchaba con atención lo que su prometida le decía. Aún no entendía porque su madre y el esposo de ella querían dejar todo en manos de un completo desconocido, osea él. De seguro tenían a más personas de su entera confianza a la cuales confiarle sus negocios. 

Definitivamente diría que no a todo eso, no podía aceptarlo así como así sin haber hecho algo para merecerlo. 

—¿Todo bien? —pregunto en voz suave al verlo tan pensativo. 

—Sí —le dio un corto beso. 

Salieron a de la habitación después del medio día, pasaron el resto de la tarde juntos paseando por algunos parques y comiendo helado. Al anochecer la llevo de regreso a la mansión.

~O~O~O~

Un par de meses pasaron, todo parecía estar muy tranquilo. Ya no habían vuelto a ver a Kohaku, al parecer se había ido de la cuidad o al menos ese pensaban. Las cosas para todos iban bien. A Aome cada vez le crecía más el vientre, sólo que tenía que estar en reposo ya que era algo delicado. Naraku y Kikyo se llevaban muy bien, aunque a veces tenían una que otra discusión al igual que Sesshomaru y Rin, pero nada que no pudiesen arreglar hablando. Kagura también estaba bien en su relación con Bankotsu.

Secret Love #RedQueenAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora