Epílogo

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La boda de Sesshomaru y Rin se pospuso tres meses, pues Sesshomaru tenía que recuperarse totalmente. Aunque él decía estar bien, Rin no quiso arriesgarse a que la herida se le abrirse, así que quería esperar a que estuviera bien.

Ahora ya faltaban dos semanas para la boda, era domingo y ambos estaban recostados en la cama, se abrazaban y comían palomitas al estar viendo una película.

—¿Qué deseas para comer? —pregunto Rin una vez que termino la película.

En esos meses, ella lo consentía demasiado. Él no se sentía cómodo con esa situación, pero veía que Rin sonreía al atenderlo, no podía poner mucha objeción.

—¿Quieres saber que deseo? —pregunto con malicia, mientras la acorralaba entre su cuerpo y la cama.

—Sessh... —jadeo ella al sentir a Sesshomaru sobre su cuerpo.

—Te deseo a ti —susurró al momento de acercarse a sus labios para besarla.

En esos tres meses, ellos no habían estado juntos en la intimidad. Pues él no debía hacer demasiados esfuerzos, así que trataba de no provocarlo y de no caer ante las caricias que él le otorgaba.

Correspondió el beso, puso sus manos sobre el pecho del peliplata para empujarle un poco.

—Espera... Aún puedes lastimarte —suspiró al sentir la lengua de Sesshomaru sobre su piel.

—Ya estoy bien —aseguro, acariciándola por encima de la ropa.

Rin sintió su corazón latir con rapidez, cerro los ojos y poco a poco comenzó ceder ante los besos y caricias del peliplata.
Él sonrió con malicia al escuchar los jadeos de ella.

Poco a poco la ropa fue cayendo alrededor de la cama, sus respiraciones se comenzaron a agitar. Y así continuaron hasta entregarse con pasión y amor.

Ambos terminaron cansados y con una ligera capa de sudor en sus cuerpos.
Sus labios estaban unidos en un tierno beso, mientras él los cubría con una sábana.

Pasaron unos cinco minutos cuando el timbre comenzó a sonar. Sesshomaru gruño, mientras se levantaba y vestía para ir a abrir. Rin rió ante la actitud de su prometido, se envolvió en la sábana y se recostó de nuevo mientras daba un largo suspiró. Sonrió al recordar lo recién ocurrido.

Sesshomaru camino hasta la puerta a paso tranquilo. Al abrir frunció el ceño al ver a su madre, Aome, Kikyo, Kagura y Tsubaki afuera de la casa.

—¿Por qué pones esa cara, hijo? —hablo Irasue al notar la molestia de su hijo, luego sonrió de lado al ver una pequeña marca en su cuello—. Creo que hemos interrumpido —dijo con burla.

—¿Qué se les ofrece? —trato de sonar amable.

—Venimos por Rin, ya solo faltan dos semanas para la boda y tenemos que ver su vestido —respondió Irasue al entrar a la casa sin ser invitada. Sus otras acompañantes se quedaron fuera. 

—Hump... —no le agradaba mucho la idea. Pues planeaba quedarse toda la tarde con Rin en cama ya que al día siguiente volvería al trabajo. 

Resopló e hizo un ademán para que las demás chicas entraran, Aome saludó con una leve reverencia, Kikyo con media sonrisa, Kagura solo lo miro de reojo y Tsubaki con un simple «hola», luego cerro la puerta y las guió hasta la sala donde ya estaba Irasue sentada en uno de los sofás con la pierna cruzada y mirando sus uñas.

—Llama a Rin —ordeno Irasue, sin mirarlo. 

Sesshomaru dio la vuelta y fue directo a la habitación para avisarle a Rin que la estaban buscando.

Secret Love #RedQueenAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora