Revelación

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El peliverde trataba de cubrir al rubio, de protegerlo pero con 6 hombres al frente y media docena aproximándose la tenía muy complicada.

-Entonces... ¿cómo haremos esto?- decía el hombre dando un paso hacia ellos. -¿Nos darás a ese rubio?-.

Por un segundo el peliverde vio a Sanji y este le regreso la mirada, determinado asintió, entonces Zoro asio más a Sandai Kitetsu, colocó una mano en la saya de su katana y la otra en la tsuka, se lanzó directamente contra el hombre parlanchín del bat, casi parte el bat con su katana los otros se acercaron a atacarle de alguna forma eso no le preocupaba lo que sí, era los otros 6 que se acercaban corriendo, trataba de acabar con ellos los más pronto posible pero el que 2 tuvieran katanas, otro peleara con naginata y los demás con bats le hacía más laboriosa su tarea.

¿Había pasado cuánto...?, ¿2 minutos? que se hicieron demasiado largos, derrotó a dos, pero escuchó los pasos próximos de los otros acercándose a donde estaban quiso retroceder un poco a donde estaba el rubio pero no le dejaron, el de la naginata lo golpeó para que retrocediera dos pasos.

¡Maldición! No no debo desesperarme, no debo caer en su jugarreta, el peliverde hacia lo máximo para concentrarse vio al rubio a 5 metros de distancia, dentro de toda esa situación se mantenía un poco tenso pero enfocado, los hombres aún no se acercaban al rubio quizás lo dejarían al último después de derrotar al peliverde, como un premio.

Zoro sabía que podría contra ellos lo que no sabía era que tan rápido lograría hacerlo, su presión era más porque estaban a nada de alcanzar al rubio los otros 6.

-Será mejor que pongas atención o alguien puede salir herido...- le decía un hombre de una hoodie negra traía una katana con la que atacó obligando al peliverde a voltearse de espaldas al rubio, otro con un bat intentó atacarle pero lo esquivo y le golpeó la nuca dejándolo inconsciente.

-¡Demonios que ustedes no aprenden!- escuchaba al rubio que también forcejeaba, volteó pero en ese simple segundo vio el filo de una katana pasar muy cerca de sus ojos obligando a ver al mismo hombre de hoodie negra tuvo que enfocarse en él y los otros, esperaba que el rubio pusiera resistencia al menos hasta que él se deshiciera de esos estúpidos.

Lo siguiente que pasó para el peliverde no fue del todo claro, porque el peliverde peleaba y escuchaba una pelea detrás de él para ser más exacto con el rubio, había hecho el intento de voltear e ir con el rubio pero el de la naginata no se lo permitió; en un descuido por parte de uno de sus contrincantes lo golpeó en la boca del estómago sacándole el aire y dejándolo fuera de combate, después de algunos minutos más ya sólo peleaba con el de la naginata y el de la katana, se desespero pues escuchó un golpe sobre unas láminas e intento de voltear de nuevo fue eso un intento, por que el de la katana de golpeó con su saya en las costillas, se inclinó un poco por el dolor, alcanzó a golpear de una patada al hombre de la naginata en la barbilla dejándolo inconsciente -¡Vaya vaya parece que bailarás conmigo!- decía su ya único contrincante, se lanzó contra el peliverde chocando sus katanas, el de hoodie negra le intentó golpear pero Zoro lo logró esquivar, esta vez fue turno del peliverde y con un ataque donde utilizó su saya junto con su katana logró herirlo en un brazo el otro enojado lo atacó en una serie de golpes y choques entre katanas; el peliverde lo reconocía sabía usar su katana pero aún le faltaba más habilidad a ese hombre; Zoro de un ataque hizo retroceder al hombre,así Zoro arremetió con gran fuerza y de un solo tajo rompió la katana del otro que dando un par de pasos espantado por el acto sacó un revólver retrocedió otro paso y le disparó desde ese momento el peliverde sintió que todo pasó en un parpadeo el hombre disparó, -¡Zoro!- el rubio le había gritado y empujado, consigo evitar el disparo pero este alcanzó a rozar al peliverde en el brazo, el rubio enojado se levantó y aprovechó la conmoción del hombre para propinarle una patada desarmándolo y volviendo a darle otra en el estómago dejándolo inconsciente.

Entre la espada y un rubioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora