Un rayo mañanero se colaba por la ventana y despertaba al peliverde, volteó a su costado y ahí se encontraba el rubio durmiendo boca abajo, lo cubrió con las sábanas y sin hacer ruido salió de la cama, se dirigió al baño tomo sus katanas junto con su teléfono y camino a la cocina.
Colocó sus katanas y su teléfono en una silla, se sirvió un poco de agua, no creía haber hablado de un tema del que él mismo había encerrado en su memoria y se había prohibido hablar, sin duda había tenido una conversación con su padre al respecto, pero no en ese sentido de pérdida ni esa confesión, se golpeó levemente su frente con la pared un par de veces.
-¿Estas bien marimo?- el peliverde se crispó, despacio volteó a verle con un poco de vergüenza.
-...si...
-Entonces ¿porque..?- el rubio le señalaba su frente y la pared.
-...nada...- y es que ser sorprendido en medio de su debate internó solo su padre lo llegaba a ver así, se sonrojo un poco, aunque se recompuso en el siguiente segundo pues vio directamente al rubio y como los golpes se habían vuelto morados y recordó a Trafalgar, pasó rápido por un lado del rubio. Al regresar traía una pequeña bolsa, la abrió y le dió un pequeño bote de pastillas, -tomalas.
-Estoy bien-, le respondía el rubio.
-No importa, tomatelas- le pasó un vaso con agua.
-No...
-Tomatelas.
-No.
El peliverde se acercó y le insistía con la mirada hasta que sonó el timbre del departamento, el rubio giró, abrió la puerta y ahí estaban Chopper, Eustass, Trafalgar y Niji que veía con detenimiento al rubio. Sin decir nada entraron.
Trafalgar veía los moretones de los brazos y el que tenía en la línea derecha de su mandíbula, antes de que hablara, Chopper se apresuró y se acercó -¡Sanji-san! ¿estas bien?, ¿te duele algo?.
-Estoy bien Chopper- le respondía amablemente el rubio, -¿y tu?- le veía un ligero raspón en su mejilla.
-Bien, no me duele.
Trafalgar se acercó tomó del brazo al rubio y lo llevó a la amplia sala, seguido por todos -deja que te revise- ante la mirada de todos tuvo que asentir.
-¿Porque te fuiste?- le inquirió su hermano.
-Necesito tiempo- contestaba el rubio.
-¡Te hemos dicho que no hagas eso!- le decía Niji.
-¡No me des órdenes!- el rubio levantó un poco la voz.
-Sanji-san...-, Chopper le dijo bajo.
-Lo siento Chopper- tanto el ojigris como el joven castaño le revisaban los moretones visibles.
El peliverde fue rápido al cuarto del rubio y le entregó al ojigris la pequeña bolsa al igual que el pequeño bote de pastillas, Trafalgar asintió.
-Todos se preocuparon- le decía más tranquilamente el peliazul.
-No tienen porque- respondía el rubio.
Niji soltó el aire cansadamente -¿donde te metiste?
-Estaba aquí.
La mirada del peliazul era de clara incredulidad luego turno su vista al peliverde que afirmó, -está bien, aunque ya le dije a mi padre, es mejor que tú mismo hables con él- el rubio asintió con la cabeza.
-Quitate la playera Sanji-ya.
-No tengo nada.
El ojigris soltó un bufido para enseguida jalar al rubio hacia su habitación, Zoro quería seguirlos pero fue detenido por Eustass, -ya sabes...
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Entre la espada y un rubio
Fiksi PenggemarRoronoa Zoro se ve involucrado con una familia de la que desconoce el gran alcance y poder que tienen y cierto rubio no facilita las cosas. Aunque hubiera deseado no tomar el empleo ya no lo puede dejar.