Entrando en su mundo

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Zoro podía sentir esa oleada de enojo que antes estaba dirigida al viejo rubio ahora en su persona pues el rubio engreído no dejaba de mirarlo.

-Me voy, si sólo me llamabas para esto- mencionaba Sanji.

-Roronoa-san es mejor que comience su trabajo ahora mismo- hablaba un cansado Judge.

Al momento que el rubio empezaba a caminar, escuchó Rebecca hablarle al peliverde - vaya con él, me haré cargo de llevarle sus cosas y todo lo necesario-, Zoro se levantó y a paso apresurado alcanzó al rubio.

Sanji por su parte lo vio aproximarse pero no dijo nada, cuando llegaron a la entrada había un bello Chrysler 300C negro, se acercó el hombre que anteriormente le había ayudado al peliverde con su moto -Vinsmoke-sama desea que se lleve este auto para su seguridad- y le estaba dando las llaves a Zoro pero dirigiéndose a Sanji.

-¡No lo quiero!, ¿podrías traer el mío, por favor?- denuevo hacía acto de presencia el engreído rubio, ¡enserio que ya no quería este trabajo!.

-Por favor comprenda, Vinsmoke-sama sólo quiere protegerlo...-, pero antes de que pudiera continuar el rubio empezó a caminar. -Deberá disculparme pero su auto ha sido enviado a servicio-.

-¡¿Qué!?, yo no ordené ningún servicio- Sanji comenzaba a desesperar. Dejó de caminar, pensando que su padre no le estaba dejando opciones y solto un suspiro- De acuerdo, en cuanto esté listo vendré por el-.

Zoro tomo eso como el indicador para subir al auto, iba a abrir la puerta del pasajero, pero el rubio abrió la del copiloto y sentó. Estos días serían largos y cansados sin duda alguna.

El peliverde entro y al poner las llaves y tomar el volante, vio que el rubio ponía en el GPS una dirección -ahí vamos- arrancó y empezó a conducir.

El tiempo de llegada era según el GPS de 40 minutos pero el peliverde se perdía en todo momento, ni siquiera con el GPS podía dar con la dirección, hasta que el rubio se hartó, -llevamos una hora y sólo vas por calles que no son, déjame conducir- ,el peliverde solo se sentó derecho -no es necesario, en cualquier momento llegaremos-.

-No te has dado cuenta? Nos estás alejando más de nuestro destino, déjame- insistía el rubio, pero Zoro también.

Después de mucho el rubio logró que el peliverde orillara el auto y cambiarán de lugares, así que después de veinte minutos llegaron a un edificio de departamentos, las puertas se abrieron automáticamente y cuando por fin aparcó el rubio, salió a la vez que Zoro y le aventó las llaves del auto, el peliverde las atrapó y lo cerró; cuando alcanzó al rubio subió por unas escaleras hacia una recepción donde estaba un hombre, - hola Jyabura- saludaba Sanji con el peliverde varios pasos detrás, - hola Sanji-san! Como le fue con Vinsmoke-sama?,- decía un Jyabura alegre al ver al rubio, el solo contesto - ni preguntes- y siguió su camino hacia los elevadores. Jyabura se le quedó viendo al peliverde con cara de pocos amigos, Zoro apresuró el paso pues el rubio ya estaba dentro del elevador.

Entre la espada y un rubioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora