Zoro pensaba sobre lo que le había dicho Kaku y sobre la mala espina que le daba esa mujer, tanto que había roto la tarjeta que le dió, con tanto en mente no se percató del tiempo hasta que volteó y el lugar ya tenía la mitad de mesas llenas, hasta le habían traído comida que había pedido, comió y el rubio salió hasta media hora después de que él terminará su comida y era seguido por Kaku.
Cuando se dirigía hacia el peliverde Kaku lo interceptó y le susurró algo a lo que el rubio asintió con la cabeza.
-Marimo...- el peliverde asintió y se levantó pero Kaku detuvo al rubio por el antebrazo -descuida está bien- le respondía el rubio y el de nariz larga aflojó su agarre.
-Pero por favor comprende no es seguro...- Kaku parecía rogarle al rubio.
-No te preocupes como ves no vengo solo- y el rubio hizo un gesto con su mirada dirigiéndose al peliverde.
Kaku lo observó por un instante pero arrugó levemente el ceño -...por lo menos deje que alguien más lo acompañe...-
-Tranquilo...nos vemos mañana- le contestaba tranquilamente el rubio.
El rubio y el peliverde se despidieron y se retiraron, cuando llegaron al auto, Sanji le comentó que irían al Baratie, el peliverde suponía que el rubio iría a trabajar y así fue cuando llegaron el rubio desapareció por las puertas y el peliverde se sentó en la misma mesa de siempre, la pelirroja se aproximó.
-Es bueno verlos por aquí- le decía Nami con un tono un poco bajo.
-Hace poco estuvimos aquí- respondió el peliverde.
-Me refiero..bueno... por lo que pasó, me enteré por el jefe... no sabíamos si Sanji-kun vendría.
El peliverde sabía que se refería a lo de la persona en el hospital, escuchó como uno de los meseros le hablo a la pelirroja y se fue.
El resto del día el Baratie estuvo muy concurrido por lo que ya no pudieron hablar.
En la noche cuando entraron al auto del rubio, soltó un suspiro y por unos instantes vio al peliverde pero no dijo nada, encendió el auto y se fueron.
Cuando llegaron ya era muy noche por lo que cada uno se fue a su habitación sin mediar palabra.
En la mañana el peliverde se levantó agitado esa maldita pesadilla del callejón no lo dejaba pero se obligó a controlarse, respiro profundamente y unos minutos más tarde, medito sobre la chica de ayer de lo raro que fue que disimuladamente le preguntará por el rubio, con eso en mente se levantó y se dirigió al gimnasio el rubio estaba sentado justo como ayer, el peliverde no dijo nada y empezó a hacer estiramientos.
-Te tardaste marimillo.
-¿Entonces entrenaras conmigo?
-Supongo no me dejarás ir asi como hiciste ayer, ¿cierto?
El peliverde sonreía y asintió con la cabeza, fue por el shinai en lo que el rubio se levantaba y entrenaron más de dos horas que al peliverde se le hizo muy poco tiempo.
-Hasta aquí lo dejaremos marimo, tenemos que llegar a tiempo sino Kaku se la pasará llamando, el peliverde asintió, colocó el shinai en el estante se secó un poco el sudor, quería meditar un poco para aclarar sus ideas y luego tomaría una ducha rápida.
Mas tarde Zoro salía de su habitación listo y con traje negro, ya traía sus katanas en su cintura, se fue a tomar un poco de agua y ahí estaba el rubio que como siempre vestía un traje negro pero esta vez con una camisa naranja a rayas y un chaleco de vestir, sentado con el desayuno listo, asi que se sentó a su lado y comieron.
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Entre la espada y un rubio
FanficRoronoa Zoro se ve involucrado con una familia de la que desconoce el gran alcance y poder que tienen y cierto rubio no facilita las cosas. Aunque hubiera deseado no tomar el empleo ya no lo puede dejar.