9pm

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Miraba la hora en mi teléfono a cada minuto. Mis manos estaban marcadas por mis uñas, al apretar tanto mis puños, y mis labios ya habían sangrado un poco de tanto morderlos. A las nueve conocería a Tom Holland. Quedaba aun una hora y 23 minutos para ello, no es que estuviera contando (bueno sí). Martin estaba algo más relajado, mirando la televisión, se había llevado un postre a la habitación, helado de mango. Miro mi teléfono, buscando actualizaciones en Instagram o twitter, y nada.

—Cálmate o vas a morirte de los nervios, mujer—me dice Martin.

—Es que como me voy a calmar si vamos a conocer a Tom Holland, ¡Tom Holland!—replico. Se voltea para mirarme. Me había quitado las sandalias y mi cabello estaba algo enredado y desordenado debido a que no paraba de moverme y tocarme la cabeza.

—Deberías arreglarte—dice mientras me mira. Se lleva una cucharada de helado a la boca. Lo fulmino con la mirada.

—No me demoro una hora en arreglarme—bufo, él arquea una ceja. Ruedo los ojos.— Bueno, quizás tengas razón.

—Claro que la tengo—afirma, llevándose otra cucharada de helado en la boca y volviendo mirar la televisión.

Supongo que tiene razón pienso. Me levanto de un salto y me dirijo a mi habitación. Desarmo mi maleta nuevamente. Me sentía algo insegura de llevar aquel vestido, parecía demasiado informal. Encuentro unos preciosos shorts negros y continuo buscando una blusa, hasta que encuentro una de color turquesa, con escote en V, espalda descubierta, con amarras en el cuello. Observo el conjunto, me gustaba, y era bastante fresco. Busco unas sandalias negras a juego. Cuando ya tengo todo, vuelvo a ordenar mi maleta.

Cierro la puerta de mi habitación y me quito el vestido. Me coloco primero la blusa, viendo si me gustaba como se me veía, y luego los shorts. Abrocho las sandalias y me vuelvo a mirar en el pequeño espejo que tenía la cómoda al lado de la cama. La blusa se ceñía a mi cintura, y los shorts resaltaban mis caderas. Me sentía bien, me sentía linda. Saque mi cepillo para el cabello, luego saque un bolso con toallitas desmaquilladoras y por ultimo saque mi bolso de maquillaje.

Salgo de la habitación, y Martin me mira de reojo. Lo miro, le saco la lengua y luego entro rápidamente al baño. Me peino mi cabello, que está bastante enredado, hasta que logro pasar el cepillo sin problemas. Me miro al espejo, mi cabello tenía mucho frizz, mi delineador se había corrido y me estaba comenzando a salir una espinilla en la barbilla, notándose una pequeña zona roja. Niego con la cabeza, no podía pasarme esto ahora.

Tomo una toallita y la restriego por mi rostro, quitando el maquillaje. Cuando ya estoy completamente libre de mi maquillaje, abro el grifo y lavo mi rostro con el agua fría, mojando un poco mi cabello. Me seco con la toalla de manos y vuelvo a mirarme al espejo. Resoplo, cojo el secador de cabello vuelvo a peinarlo, intentando alisarlo un poco. Cuando finalmente termino, apago el aparato y lo dejo en su lugar. Miro mi cabello al espejo, no se veía mal, cayendo por mi espalda, cubriendo gran parte de esta. Cojo mi bolso de maquillaje y lo coloco sobre el lavamanos. Comienzo por lo básico, saco un pequeño lápiz de coloración verde pastel que sirve para las espinillas. Lo coloco suavemente sobre el punto rojo de mi barbilla hasta cubrirlo completamente. Luego, saco mi base de maquillaje y la esparzo con mis dedos, cuidando en que no se note mucho y que no quedara con demasiada base, ya que no me gusta. Luego, saco el corrector de ojeras y coloco un poco sobre la incipiente espinilla. La difumino con mi dedo índice para que quede bien puesta. Miro mi cara en el espejo, se veía lisa, sin imperfecciones. Sonreí. Un toque en la puerta me sobresalta.

—¿Cuánto te vas a demorar ahí? Tengo que entrar al baño—me dice Martin desde el otro lado de la puerta.

—Tendrás que esperar—replico.

¿Suerte o destino? (Tom Holland y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora