104. Ayer y hoy.

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Mi morena linda.

Gracias por cuidarme,
por aconsejarme.

Por nunca mal tratarme.
Gracias por aguantarme,
por ayudarme,
por apreciar mi arte;
gracias por cantarme.

Gracias por estar ahí para mí cuando nadie más estuvo.

Debo decir que lo mejor
es tu voz.

Me encanta cuando me dejas sin palabras.
Entonces busco tu mirada,
para intentar adivinar lo que en tu cabeza piensas.

Y te pregunto.

—¿Crees que haya vida en las estrellas? ¿O crees que el humano pueda vivir en ellas?

Y tú me sonríes,
y se me acelera el pulso.
Y me abrazas,
y así me olvido del mundo.

Y dices.
—Cállate, por tan sólo un segundo.

Y ese segundo se vuelve eterno.

Y te agarro por la camisa,
y te beso por el cuello.

Y respondes.
—Comportate, debes ser un caballero.

Pero eso es lo que
menos quiero, sólo pienso en quitarte los vaqueros.

Acariciar tu cabello y
besar tu cuerpo entero.

Y allí me río divertido.

—Ama, y disfruta el momento —Te digo.

—No puedo, mamá me llama —respondes y luego te callas.

En ése instante recuerdo
lo frágil que es la vida.

Recuerdo las bombas
en Indochina; a Maduro cagandose en todos encima.

— ¿Y si no existe un mañana?

—Sólo por si no existe un mañana, quiero que sepas que siempre seré tu dama. Que te quiero con toda mi alma.

Con esas palabras recobro la razón. Tengo la mala costumbre de recordarte, mi amor.

Perdón por pensarte
ayer y hoy.

La vida en Poesías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora