125. Infancia.

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Él era un niño normal,
igual a todos los demás.

Vivía ignorando
los problemas, al principio ante cualquier pelea
discusión o adversidad
sólo podía llorar y llorar.

Al ver que eran tan frecuentes en su hogar
por parte de sus papás
aprendió a soportar
y callar.

Se prefería encerrar,
se ponía a leer o cantar.

Pronto se hizo indiferente,
ya todo le daba igual.

Ya no le importaban
los demás, ya no podía sentir ningún tipo de cariño o afecto,
creía que sólo
era un defecto.

Él no tenía juguetes,
ni nada que le divirtiera.

No tenía todos los lujos que cualquiera quisiera,
pero aunque casi
nada tuviera
siempre mostraba
una sonrisa sincera.

El tomó un cuaderno
y un lápiz.

A ellos les entregó
el alma y el corazón.

Se convirtieron
en sus compañeros incondicionales,
así sus sentimientos permanecerían eternos
y reales.

El tiempo pasa, pero el niño no cambiaba. Los tiempos cambiaban; el niño conoció el odio, la traición, el desamor y la decepción.

Nunca más lloró, ninguna muestra de afecto demostró, cada cosa que aprendió la plasmó en su cuaderno, pronto enmudeció, y así su alma floreció, así vivió, encerrado en su cuaderno plasmando sentimientos.

La vida en Poesías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora