La vida en Poesías.

Te extraño demasiado.

Te extraño tanto,
te extraño demasiado.

Cierro los ojos y te veo,
aquí te siento.

Hago sonar las cuerdas
de mi viejo violín a altas horas de la madrugada
en un débil y casi inútil intento de no pensarte, aunque sea tan sólo por un instante.

Las tristes melodías que nacen de esas cuerdas me relajan, me hacen sentir como un niño de nuevo, evocan tantos recuerdos.

Cierro mis ojos aunque no puedo cerrar mi corazón.

Un raudal ardiente
de lágrimas cae por
el desierto árido de mis mejillas, mientras siento que mi sangre hierve como siempre y
como nunca antes.

Cierro mis ojos, y vuelvo
a sentir que tengo un don,
un talento. Aunque
el sueño dura tan sólo
un momento.

Cada nota se convierte en una lágrima, cada lágrima en un beso al vacío, y cada beso en un verso que aquí te escribo.

Y entonces de nuevo te recuerdo,
de nuevo te pienso,
y cada pensamiento
se convierte en un
silencio seco y vacío.

Y así me expreso,
y así me siento. Porque no te veo, pero seguiré escribiendo, seguiré tocando y te seguiré esperando.

Porque sé que estás aquí.
Aunque no te pueda ver.