114. Sálvame.

225 43 12
                                    

A veces siento una enorme melancolía que se acomoda en mi pecho.

Siento que en cualquier momento mis ojos ya no aguantaran más y romperan en llanto.

Pero por mientras tengo que aguantar todo éste dolor, dentro, muy dentro, justo donde más duele.

Con los años, con el paso del tiempo, he aprendido
a soportar mucho más todo, he aprendido a soportar:

• La mirada de decepción en los ojos de mis padres.

• Las malas palabras de la gente que me rodea.

• El saber que soy un inútil, un estorbo, «un pedazo de mierda».

He aprendido a vivir aún sabiendo que mi existencia no tiene ningún sentido, ni justificación, ni razón de ser.

He aprendido a soportar el hecho que:

• Nunca seré suficiente.

• Que nunca seré normal.

• Que nadie nunca se daría ni siquiera medía vuelta preocupado por mí.

• Que jamás, a nadie le importaré.

Con la autoflagelación
se me hizo mucho más fácil soportar el dolor interno, el dolor emocional, mi propio infierno que llevo alojado en el pecho.

Cortadas en mi piel a altas horas en la madrugada, arcadas después de cada vez que cenaba; cigarros todo el día para quitarme el mal sabor de boca y engañar el hambre con el humo.

Pero a veces, nada de eso servía.

A veces, me seguía sintiendo como si me rompiera en mil pedazos y nunca pudiera encontrar cada pequeño trozo de mi alma partida, para rehacerme a mí mismo.

A veces, me sentía simplemente vacío.

“¿Qué me deparará el futuro?” Me hice la pregunta tantas veces.

“¿Y cómo se supone que deba saberlo?”

Siento la enorme necesidad de estallar en llanto. Pero mis ojos no se inundan, ya no quedan más lágrimas.

La desesperación y la angustia se apodera de mí tan en tan sólo un instante y mi cuerpo no cesa de temblar.

Me dejo llevar, hasta que mi propia mente me destruya, comenzando por mi alma y lo convierta todo en cenizas.

Me dejo llevar porque no hay nada más que pueda hacer, porque no hay un abrazo cálido aquí; porque tú ya no estás junto a mí. Porque eras tú, la única que podía salvarme de mí mismo.

La vida en Poesías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora