Apareciste, no me importó la fecha ni la zona horaria, o si anochecía o si amanecía.
No importó quien me hacia compañía
o al lugar a donde iba.Apareciste y del cielo llovieron rosas,
se pintaron mil nuevos y hermosos futuros posibles.Me llenaste de sueños
lo que antes parecía imposible y las estrellas bailaron.Y la multitud desaparecía.
Y mis pensamientos
se nublaron y mis dudas
se esfumaron.Mis miedos parecían distantes, los dolores,
las noches de llantos...
sólo eran recuerdos del pasado; ya nada malo podía suceder.Y una breve brisa se llevó mis palabras, y mis mejillas se sonrojaron,
y mis manos temblaron,
y mis labios... mis labios te querían morder.—Síguela —Me decía
mi corazón— .Es una buena mujer, no la vayas a perder.Y mis piernas por instinto se movieron, no lo podía creer.
Y las nubes se dispersaban, y los pájaros júbilos de amor cantaban, y todo el mundo lo supo cuando al fin te alcancé.
—¡Te amo! —Grité.
Y mi corazón navegaba
por los siete mares, y mi corazón corría en mil maratones.Y apareciste, y yo me convertí en tu príncipe
soñado y amado.
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La vida en Poesías.
PuisiÉsta obra narra y cuenta los dos últimos años de vida del escritor en su peculiar forma de escribir. Se prohíbe cualquier copia completa o parcial. Todos los derechos reservados.