Estaba en el sillón mirando la ropa que me iba a poner hoy para ir a hacer mi "Trabajo" estaba tan concentrada en buscar el conjunto que no me di cuenta cuando entró Alec al cuarto.
Alec: ¿Qué haces hermanita?-le dio un mordisco a su manzana- - Escojo el vestuario para seducir al viejo pedófilo.-pongo los ojos en blanco- Alec: No tienes por que hacerlo, Jace esta igual molesto por ser la voluntaria en seducirlo.-fruncio el ceño- - Es que eso de seducir se me da.-encogi mis hombros bromeando- Alec: Eres mi hermana menor, por lo tanto te tengo que cuidar. - Soy más madura que tú y Jace juntos, Alec.-sonrió y niego con la cabeza- espero y salga como lo planeamos. Alec: Así será.-sonríe- ¿y ya te decidiste? - Si-dije ya decidida- este.
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Alec: ummm, te reconocerán por el cabello-dijo pensativo- - eres un iluso Alec, tengo pelucas -dije obvia- ahora salte que me voy a bañar y a vestir.
Bufo y salió de mi recámara. Me bañe y me vestí. Me dirigí a nuestra guarida, así me había apodado.
- Ser una Nefilim es muy cansado.
Camine hacia la espada sagrada, a Jace y Alec le da risa los apodos que yo le pongo a los instrumentos.
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Fue un regalo de mi bisabuela, sólo yo la puedo obtener, por que soy Digna de esta, Alec, Jace y Max habían intentado antes poseerla, pero ninguno fue digno. Y ninguno lo será. Nosotros tenemos sangre sagrada, por eso nos hacemos llamar Nefilim. Camine hacia mi habitación para terminar de alistarme. Agarré las pelucas y me puse enfrente del espejo para decidir cuál.
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