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Caminó por los pasillos del instituto, llevaba una flor blanca en su chaleco negro mientras llevaba la mirada al suelo de madera, quizás no significaba nada para los Nephilim su ropa negra, pero para el sí. Había vivido tantos siglos en el mundo mundano que el negro sabía usarse en los velorios como signo de respeto y duelo. 

Ese día tampoco se había colocado brillantina, no se había maquillado, sus ojos dolían y ardían de tanto llorar y a medias penas podía moverse sin parecer un "zombie". El negro tenía el mismo significado que los trajes blancos que llevaban los Nephilim, despedida, despedida al fiel sirviente Nephilim que había luchado hasta el final para proteger la causa, para proteger a los subterráneos, para proteger a su familia, para protegerlo a él de un psicópata con sangre demoniaca que seguía suelto. 

Magnus sentía como sus ojos pesaban, podía sentirlos hinchados y era difícil tenerlos abiertos, los Nephilim pasaban por su lado y lo miraban, pero a él no le importaba lo que pensarán, debía llegar a la sala, donde Alexander lo esperaba.

"Alexander, ahí voy."

Se preguntó que habría pensado su Garbancito en esos momentos ¿Había pensado en su familia? ¿Había sentido miedo a la muerte? Magnus negó, conocía a Alexander lo bastante para saber que luchó hasta el final sin miedo, dando todo de él por la causa, y sucedió esto como consecuencia. 

Comenzó a caminar más rápido mientras sentía su mundo voltear y su vista nublarse, trató de recuperarse mientras se sostenía de la pared, estaba en el Instituto donde sabía venir a visitarlo, donde se hablaron por última vez; la cena en la oficina, sus prácticas, Alexander se sentía tan cerca y a la vez tan lejos. 

A lo lejos vio a Jace, llevaba un traje blanco grabado con runas, sus ojos estaban cerrados mientras estaba apoyando en la pared, podía ver el brillo en sus mejillas de las lágrimas no contenidas y como sus nudillos estaban rojas, debía haber golpeado algo y no había usado runas, aún no lo usaba para ninguna de sus heridas, la tortura justa para llevar en el duelo, a su manera. Magnus caminó hasta él mientras trataba de callar algunas charlas antiguas que tenía con Alexander en su cabeza y trataban de torturarlo.

"Recuerda cuando dijiste, cuando las cosas se pongan locas no me alejes."

Claro que lo recordaba y se había alejado igual, lo había herido, tenía sus motivos pero nunca creyó que llegarán a este final en la cual no lo iba a ver más, nunca lo espero. Jace levantó la vista cuando estuvieron frente a frente, pudo notar la mirada del rubio en la rosa y lo sintió decaer, sus runas eran rosadas tirando a rojas, el luto, nada más doloroso que tenerlo en su propio cuerpo.

"Negro durante la noche; para la muerte y el dolor, blanco es el color, de oro el vestido de la novia debe ser y rojo para un encantamiento hacer" — relato con dificultad Jace—esta es una despedida ¿Por eso la flor la flor blanca? Vienes aquí a despedirte de Alexander, no lo vas a revivir, creí que...

Magnus estaba igual de destrozado que él y podía ver como las esperanza en aquellos ojos dorados se rompían con aquella rosa.

— Jace—balbuceo Magnus—Yo...

Pero Clarissa había salido en su búsqueda, Magnus se alejó y entró a la sala sintiendo como su cuerpo temblaba, entonces lo vio, Alexander vestía de un traje blanco, estaba recostado en un altar y parecía dormir. El brujo caminó y no evitó que sus mejillas recibieran el cálido toque de sus lágrimas, en su cabeza seguia pensando que su Alexander no estaba muerto, el estaba vivo, pero ¿Por qué no despertaba? ¿Por qué dejaba que todos estuvieran llorando por él? 

Acarició su pelo y limpió sus lágrimas con dificultad, le dejó un beso en la frente y después un casto beso en los labios. Alexander solo estaba durmiendo, nada más que eso. Dejó escapar un sollozo audible y dejo que su cabeza cayera al pecho de su chico, su corazón no latía, no había pulso, pero no podía estar muerto, no podía aceptar que lo estuviera.

— Alexander, amor, Garbancito, despierta por favor—suplicó.

No era así como quería que Alexander muriera, el debía morir a su edad correspondiente, después de tener una familia, después de haberse casado, después de... Alexander merecía una vida feliz. 

— Alexander por favor despierta— suplicó Magnus.

Mientras sentía sus piernas temblar. No le importaba que los Nephilim estuvieran viendo el espectáculo que estaba dando, dolía, él también tenía sentimientos y más por su novio.

— Prometo que todo será mejor, nuestra relación mejorará y podremos salir adelante—susurró Magnus—solo despierta cariño.

Pero nada, no había pulso, no había reacción, no había ojos azules mirándolo.

<<Magnus Bane, la ceremonia está por comenzar. >>

Alzó la vista para ver a un hermano silencioso frente a él, las marcas en sus mejillas, sus labios sellados, miró hacia atrás viendo a la familia de Alexander llorar, Izzy sostenía entre sus brazos a Max mientras lloraban en silencio, Max tenía los ojos cristalizados mientras Izzy parecía a punto de caer si se soltaba de su hermano menor, y Jace lo miraba esperando su reacción, podía leer sus labios, una y otra vez.

"Ave atque vale Alexander Lightwood"

Sí él se alejaba Alexander sería cremado, pero si él hacía lo que estaba pensado tendría más tiempo para pensar como revivir a su chico o pensar claridad las posibles vías de todo lo que estaba sucediendo. 

Dejó que la magia bajara por sus manos y después la envío alrededor de él y Alexander, haciendo que las personas de su alrededor cayera hacia atrás, alzó al ojiazul entre sus brazos e hizo un portal para correr a través de él. Desde ahora era un fugitivo de la ley, pero su chico estaría bien a su lado. Sintió como alguien más entraba detrás de él en el portal y se asustó, cuando cayó del otro lado del portal se preparó para atacar, pero se encontró con Jace y suspiró, el portal se cerró detrás de ellos, dejando a todos sorprendidos. 

— Sabía que no podrías dejarlo ir—dijo Jace feliz—. Yo te ayudaré.

No Me Dejes. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora