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ISABELLE.

La muchacha está histérica, molesta, a punto de explotar, Magnus Bane se había llevado el cuerpo de su hermano en plena ceremonia y Jace se había ido detrás, dejando a todos impactados por lo que habían hecho.

—Quiero que busquen el rastro de ellos, no importa cuánto tarden, los quiero en mi radar ahora mismo— dijo molesta.

Había tomado el lugar de Alec, ahora ella dirigía el instituto y había dejado en claro que buscarían el rastro de Magnus y Jace hasta bajo tierra si eso era posible. Siguió moviendo sus dedos por los planos con rapidez, no había nada, nadie sabía de ellos y eso le ponía más molesta de lo que estaba, solo quería que los últimos momentos de Alexander fueran en paz, nunca se espero eso de ellos, es que no entendía porque habían hecho eso, Alec le había dicho que su relación con el brujo se había acabado unas horas antes de que se fuera a su guardia ¿Por qué había venido a hacer eso? Golpeó con fuerza el tablero y comenzó a caminar de un lado a otro mientras apretaba los labios, los habían encontrado en casa de un brujo en Los Ángeles, se había negado a colaborar, y Magnus había usado sus magias en ellas, a punto de herirlas, y no habían obtenido nada, solo la vista de dos chicos demacrados y uno de ellos era un brujo asustado que las había echado de ahí.

Los tacos sonaban con fuerza mientras caminaba, sentía todo su cuerpo tenso y quería golpear todo lo que se cruzará por su camino, no podía tolerar su humor.

—No puedo lograrlo—dijo Clarissa.

Estaba sentada en el suelo mientras trataba de localizar con una runa la ubicación de su novio a través de una camisa.

—No me cansaré hasta encontrarlos—musitó Izzy—sigue intentándolo.

Después de horas Isabelle estaba sacando sus frustraciones, sus molestias, en la sala de entrenamiento, no habían encontrado nada, estaban bien ocultos, Magnus estaba usando su magia para no permitir localizarlos y era muy fuerte para magia Nephilim.

—Isabelle, hay subterráneos que quieren hablar contigo.

Asintió mientras caminaba hacia la sala principal, siguiendo a Raj, cuando llegaron pudo reconocer a algunos de los subterráneos, Raphael Santiago del Clan de Camille estaba junto a una mujer de pelo blanco con piel azulada, detrás de ellos estaba el brujo que se había negado a colaborar al principio, cuando invadieron su casa.

— ¿A qué se debe la visita?

—Trata de Magnus.

Al anochecer cuando las cartas que había enviado recibieron respuesta, los subterráneos estaban de acuerdo con ayudar a encontrar sus rastros y la clave había aceptado, a quejas porque no querían trabajar mucho si se trataba con subterráneos de por medio, pero tuvieron que aceptar porque se trataba de Alexander Lightwood, un muchacho que velo por su seguridad. Pero ahí estaba en el anochecer, escribiendo una carta para ser enviada a los fugitivos, sería la última oportunidad que les daría para dar vuelta atrás. Malcolm había contado todo, lo que había sucedido en su casa y la conversación que había tenido con el otro brujo, Raphael había ofrecido su ayuda al igual que la otra mujer que se llamaba Catarina.

—Quiero que le des esto a Catarina, que lo envíe a Magnus—dijo Izzy.

Poniéndole los últimos cellos para meterlo al sobre y dárselo a Raphael que se había quedado con ella para ver que ideas iban a realizarse para encontrar al gran brujo de Brooklyn y el chico Herondale.

—Magnus no es malo—dijo Raphael—la muerte del Nephilim le ha afectado, nunca lo he visto así y puedo apostar que siente culpa de lo sucedido, las muertes son temporarias para su duelo, pero esto es diferente para él.

Pero la muchacha no le importó aquello, Magnus no tenía el derecho de hacer algo de los Nephilim personal, sino podía aguantar un duelo de una ex pareja entonces significaba que no había madurado mentalmente suficiente, las despedidas eran despedidas, los Nephilim morían jóvenes y aunque fuera doloroso, tenía que aceptarse.

—Se lo llevaron frente a mis ojos, no permitiré eso aunque sea su ex novio y su Parabatai—dijo Izzy—si no devuelven el cuerpo de mi hermano, se los haré pagar.

Raphael asintió para salir de la habitación sin decir nada. Cerca del amanecer la muchacha se había dormido arriba del escritorio, soñaba con momentos pasados con su hermano mayor, el era su vida, siempre estaban el uno para el otro, se defendían a muerte y se querían, pero se lo habían arrebatado, habían matado a su héroe, y ahora lo habían arrebatado de su ceremonia, tenía que irse en paz y ni eso le permitieron, y ella no podía estar bien con eso.

—Isabelle.

Se sintió ser movida, se sobresaltó y sacó la daga que tenía entre sus piernas para apuñalar al aire, cuando se despabilo se encontró a Clarissa y Catarina frente a ellas, mirándola preocupada.

—Lo siento ¿Qué necesitan?

Guardó la daga mientras se paraba y ordenaba su pelo hacía atrás, mientras pasaba sus manos por su cara, cansada.

—Encontramos a Magnus.

Isabelle sacó la estela mientras se hacía runas ya lista para ir hacia el lugar.

—Haz un portal hacia allá, iremos de inmediato—dijo Isabelle.

Mientras caminaba hasta donde estaba las armas y agarraba de inmediato algunas que pudieran servirle, la bruja le hizo caso a su pedido sin negarse. No perdieron tiempo en cruzar.

—No te dejaré descansar Magnus.

No Me Dejes. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora