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Cuando volvió a la sala pudo ver al niño rubio dándole la espalda, estaba al lado de la cápsula susurrando muy despacio, se acercó casi en pánico hacia él sintiendo transpirar por un momento ¿Y si le estaba haciendo algo a Alexander? ¿Algo malo? Solo suspiró a verlo llorar en silencio. Jace no le haría daño a su Parabatai, pero ya era imposible poder controlar el sentimiento de negar las cercanías a los demás por el simple hecho de precaución.

— ¿Listo para irnos?

Sintió un aire pasar por sus brazos dejándole la piel de gallina, había decidido solo colocarse una musculosa y nada de chaqueta cómo lo hacía con habitualidad, su cuerpo ardía y a cada rato sentía un calor sofocante que lo dejaba sin aire, se había colocado unos pequeños brillos bajo sus ojos para pasar por desapercibido, pero había prometido no hacerlo más extrovertido hasta que Alexander abriera sus ojos. No podía verse presentable cuando en realidad se sentía miserable.

— ¿Lo dejaremos solo?—preguntó Jace.

Magnus colocó una mano en la cápsula, justo cerca de la cara de Alexander acariciando con sus pulgar y le dedicó una sonrisa con un sentimiento de amargura, si fuera por el llevaría a Alexander a todos lados y así no estaría solo en aquella casa donde la soledad los rodeaba.

— Es por su seguridad.

Hizo un portal a pocos metros de ellos y vio cómo Jace terminaba de colocarse las últimas armas en su traje para pasar a través del portal, Magnus le dedicó una mirada al cuerpo de Alexander antes de cruzar. Fueron a caer frente a una escalera de cristal que subía hasta las altas localizaciones de una mansión, Magnus suspiró sabiendo que con su magia no podría llegar más cerca por las barreras de protección que se habían colocado, vio cómo Jace dejaba en su mano una daga pequeña por si acaso.

— No te preocupes, Malcolm es de confiar—dijo Magnus.

Mientras comenzaba a subir seguido de Jace detrás de su espalda, dos pasos detrás. Aún no entendía el porqué de la casa en un lugar tan peculiar, la mansión estaba al lado de la costa cerca del acantilado más famoso del lugar, algo no agradable para su gusto por los peligros de la naturaleza que podía hacer si se lo requería. Cuando llegaron al patio principal Malcolm ya los estaba esperando, llevaba un traje púrpura que combinaba con sus ojos claros y su pelo blanco que iba hacia atrás, su mirada contenía preocupación al mirar a sus invitados.

— Magnus Bane ¿Qué haces aquí?— pregunto Malcolm—los rumores vuelan rápido y dicen que los Nephilim te están buscando a ti y a tu ayudante.

Magnus se quedó a unos pasos sin siquiera mostrar una reacción diferente a la amargura que estaba sintiendo.

— ¿Qué ha sucedido con tu ropa Bane? Tus amigos están preocupados por lo que has hecho ¿Acaso saben que estás aquí?

El brujo negó mientras sentía su garganta endurecer por lo que estaba por hacer.

—Necesito tu ayuda Malcolm Fade—dijo Magnus—, necesito el libro negro.

El brujo de ojos púrpuras se sorprendió al escuchar las dos últimas palabras, el libro negro era maligno y peligroso para manos equivocadas.

— ¿Cómo crees que yo voy a saber de ello Magnus Bane?

Parecía un poco molesto, sus labios estaban apretados y sus cejas estaban fruncidas, pero Magnus estaba peor, estaba tenso, sus manos en puños y los gestos de molestias debían notarse porque su viejo amigo le estaba mintiendo y no quería ayudarlo.

—Malcolm, yo estuve ahí cuando contaste de tu sueño a Catarina—dijo de mala manera Magnus—de la muerte de tu prometida, de cómo revivirla y el libro para hacerlo, que lo dos conocemos muy bien.

—Pero también dije las catástrofes que veían con ellos—interrumpió Malcolm— las consecuencias. Jugar con esto es peligroso Magnus y todos los brujos lo saben.

Magnus apretó con más nervios sus labios mientras sentía como la magia bajaba hasta sus manos como una descarga de su enfurecimiento, haciendo que las apretará con fuerzas para no dejarla escapar contra un amigo.

—Se de eso, Malcolm—dijo Magnus— ahora dime todo lo que sabes y dónde puedo conseguirlo.

El otro brujo asintió con lentitud y comenzó a caminar hacia dentro de la mansión siendo seguidos por ellos, que habían tomado aquello como una invitación.

—Agradezcan que Annabel está de misión, sino esto hubiese sido un gran problema para todos.

No Me Dejes. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora