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Magnus hizo un portal hacia el puente donde estaba la entrada del reino Seelie, sabía que nadie podría parar que entrarán a pesar de que no haya sido avisado su visita, y tampoco pararían por no recibir el consentimiento de entrar, allá abajo la Reina Seelie tenía la vía para entrar a Edom y eso era lo único que importaba en ese momento.

— Isabelle.

Podía escuchar con facilidad como Jace le daba indicaciones a su hermana menor, que armas sacar primero si llegaba a encontrarse un demonio mayor o menor, parecían unidos aunque el rubio después de eso sería castigado por ella y el comité de Nephilim, aunque Magnus sabía que Jace tenía algo guardado dentro suyo para prevenirlo. Miró sobre su hombro, Clarissa Fairchild, quién había perdido a su madre anteriormente y ahora a Simón, parecía ser un soldado más, sin las emociones juveniles que sabia tener, en su mano izquierda tenía una daga mientras tenía la mirada baja, el rencor estaba presente dentro de su ser.

Magnus volvió su mirada y la dirigió a su amiga que estaba a su lado, todos se habían detenido esperando que la luna llegara a su punto y las puertas se abrieran para su entrada.

— Cat — le llamó Magnus — por favor, ten cuidado.

Su amiga parecía frágil bajo su vista, aunque su vestimenta indicara que era una soldado a punto de ir a la guerra, su pelo en una trenza bien pegado a su cabellera, su traje negro de Nephilim con algunas que otras armas mundanas se notaban en aquella oscura noche, aunque Magnus la veía aun como la primer presa de aquel lugar, podría correr riesgo en el primer paso a Edom, y eso le daba miedo.

— Tú igual Magnus.

Cuando la luna llegó a su lugar correspondiente para indicar que ya era posible entrar, Isabelle con Clarissa fueron las primeras en tirarse sobre la entrada seguido por Jace para continuar ellos dos como últimos. Magnus cayó de pies unos segundo después, llevándose la sorpresa de que el lugar parecía más oscuro y tenebroso que de costumbre, sus árboles ya no estaban crecidos con frutos pintoresco le adornaban, ahora estaban secos y pelados moviéndose con el viento dando señal que podían vivir y matarlos con sus propias ramas, el suelo ahora era rojo, como si hubiesen arrastrado cuerpos perdiendo sangre o hubiese pasado una corriente de sangre por ahí, el Reino Seelie estaba muy parecido a Edom.

—Tengan cuidado, la Reina Seelie sabe que estamos acá — dijo Magnus— y hará todo lo posible para defender a su amante.

Solo le había bastado segundo para analizar el cambio que había tenido el lugar, la Reina Seelie solo se ponía de lado de los ganadores porque le convenía a su reino, pero ella tenía una debilidad y eso eran los humanos, tuvo una debilidad con Jace, pero Jonathan llegaba a otro nivel, de fuera podía verse como un ángel, como a la Reina le gustaba, pero dentro su corazón negro y despiadado podía sorprender más, y sabía que la mujer había estado encantada con ello, porque los hombres despiadados eran los encantos que podían fascinarla por completo. Pero Magnus no iba a rendirse, tomaría esa vía y pasaría a Edom, aunque tuviera que matar a cada Seelie que cruzará frente a su vista.

— Clarissa, Catarina junto a mi —ordenó Isabelle — Clary vas a cubrir nuestras espaldas.

Magnus agarró a Jace y lo colocó a su lado para que el grupo comenzará a caminar, la luna los alumbraba a penas, pero el silencio y el sonido de los árboles moviéndose, los animales a lo lejos los tenía tenso a todos, en cualquier momento podían cruzarse con una docena de Seelie ordenados por su Reina matarlos y deberían defenderse.

— Eso son señales — susurró Jace.

Isabelle quién había captado el mensaje de su hermano asintió mientras susurraba a sus dos compañeras que estuvieran alerta a las arboledas por si había algún movimiento. Magnus siempre se olvidaba que las Seelie habían adoptado algunas manías mundanas, como de avisarse entre ellos a través de silbidos en forma de pájaros, se mantuvo atento por si había una emboscada.

— Debemos llegar hacia donde estuvimos la otra vez — dijo Magnus.

Que también susurraba pero esperaba que Isabelle estuviera escuchando su comentario.

— Detrás de su trono está la vía que buscamos, si llegamos ya nadie puede detenernos —dijo Magnus.

Todos los integrantes del grupo asintieron mientras seguían caminando en pasos corto y con espadas alertas, debían tener cuidado también con el suelo, podía ser muy seguro que tuvieran trampas y podían ser sorprendidos con un pie lastimado alguno o siendo absorbido hacia abajo.

— Debería haber traído a Merliot como rehén —susurró molesta Izzy — esto no estaría pasando.

No Me Dejes. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora